Aproximaciones a una clínicapsicológica y su método,fundamentada en laepistemología compleja yadecuada a contextospostmodernos.
Resumen
El propósito de este artículo es presentar una propuesta de clínica psicológica y su método adecuada a loscontextos postmodernos y fundamentada en la epistemología compleja. Para el efecto, se realiza unrecorrido por el concepto “clínica”, con especial énfasis en lo clínico en psicología, y una ilustración de loscambios acaecidos con el paso de la modernidad a la postmodernidad. Se desarrollan los fundamentos dela clínica psicológica enclavados en la catastroficidad, caoticidad, borrosidad y fractalidad. Finalmente, sedescribe el método clínico psicológico. El método así propuesto se convierte en una alternativa paraadecuar lo clínico en psicología a los retos y exigencias propios la época postmoderna, haciéndola máspertinente y contextualizada.
Palabras clave: Clínica Psicológica, Postmodernidad, Epistemología Compleja.
Introducción
La condición postmoderna ha comportadouna transformación radical en lacosmovisión que había prevalecido a lolargo de los últimos dos siglos (Lipovetsky,2000; Lyotard, 1989). El cuestionamiento alos supuestos básicos de la modernidad haimplicado para la psicología, y dentro de ellapara lo clínico, una seria confrontación conlas formas tradicionales de formación,conceptualización, investigación eintervención de las problemáticaspertinentes al campo, las cuales han estadobasadas en dichos supuestos modernosdesde el momento mismo de su emergenciaa finales del siglo XIX (Silva, 2011). Lapsicología clínica se ve ahora confrontadapor la postmodernidad en su concepciónteleológica (adaptación), en su objeto(problemas o trastornos de la conducta o elcomportamiento), sus objetivos(tratamiento, curación, orientación), sussupuestos básicos (metarelatos dedesarrollo, personalidad y psicopatología) ymétodos (cercanos al método clínicomédico), todo lo cual implica para ella larefundación de sus posibilidades deinserción al contexto a través de lecturaspertinentes de las problemáticas objeto de atención y con alto impacto social.
En tal sentido, se hace necesario para lapsicología la generación de marcosconceptuales y de intervención querespondan a la cosmovisión postmoderna,con el fin de adaptar su ejercicio de manerapertinente a las nuevas características, retosy exigencias emergentes de ella, generandoasí un impacto positivo en las condicionesde salud mental de la población. Nosolamente las problemáticastradicionalmente objeto de la psicologíademandan nuevas formas deconceptualización y abordaje a la luz de lasnuevas formas de organizaciónpostmoderna, sino que, además, estánemergiendo algunas otras para las que serequieren nuevas estrategias comprensivasque deriven en intervenciones eficaces en pos de su resolución.
Si bien dicha adecuación es requerida parala psicología en todos sus campos, es másurgente para aquella psicología que seocupa de lo clínico en tanto es el campo quese encarga primordialmente de lasintervenciones en problemáticas en saludmental con alta prevalencia e incidencia enel contexto y, por ende, aquel que puedegenerar mayor impacto en las condicionesde vida de su población objeto de atenciónal realizar intervenciones ajustadas a lasnecesidades de las personas y adecuadas a sus condiciones contextuales (Phares, 2003).
Así, la creación de una clínica psicológica ysu método adecuada a las característicasontológicas, epistemológicas yantropológicas de la postmodernidad yfundamentada en la epistemológicacompleja, podría ofrecer una alternativapara la conceptualización y el abordajeclínico de las problemáticas propias delcampo de una manera contextualizada,pertinente y efectiva, impactandopositivamente las condiciones de salud mental de la población.
Psicología clínica: los iniciosClínica” (Del lat. clinice, y este del gr.???????, de ?????, lecho).
1. f. Ejercicio práctico de la medicinarelacionado con la observación directa delpaciente y con su tratamiento. Un tratadode clínica.
2. f. Conjunto de las manifestaciones deuna enfermedad.
3. f. Establecimiento sanitario,generalmente privado, donde sediagnostica y trata la enfermedad de unpaciente, que puede estar ingresado o seratendido en forma ambulatoria.
4. f. p. us. Departamento de los hospitalesdestinado a la enseñanza universitaria de la clínica. (Real Academia Española, 2013).
Además de lo que pueda colegirse de ladefinición dada por la Real AcademiaEspañola, la palabra clínica, entendidacomo acompañar al enfermo en su lecho,comprendía en sus orígenes dos vertientesclaramente diferenciadas. La primera, ligadaa la lógica de cuidado, fue ampliamenteextendida en las civilizaciones antiguas ycomprendía el cuidado de sí y de los otros, eimplementaba una clínica centrada en laconversación y en las formas clásicas derelación mediadas por criterios éticos quedeterminaban el ser individual y social(Fraguas, 2007). En ella no se tratabaexclusivamente la cuestión de laenfermedad, sino también del bienestarconsigo mismo y los demás en la vidacotidiana; incluyendo en sus estrategias deintervención algunas que aún hoy tienenvigencia como los baños, los masajes y lassalidas al campo, y que no dependían de laacción unívoca del médico, también eranadscritas a diferentes figuras quienes, por surelevancia social, cumplían con las funciones de clínicos.
El requerimiento de cuidadores para losnecesitados iba más allá de los estadosde enfermedad, en las carencias, en eldiario vivir, con sus componentes dealimentación, vestido, abrigo, afecto yotros. Las primeras prácticas del cuidadosurgieron por instinto y la observación dela naturaleza, al aprender de los animalese identificar las circunstancias másevidentes que producían enfermedad (Vergara, 2007, p. 28).
De manera paralela a esta línea clínicasoportada en la lógica del bienestar y elcuidado de sí y de los otros, en la antiguaGrecia se desarrolló otra línea clínica, quebien puede denominarse la alternativa de lacura; la cual se inaugura con los postuladosde Hipócrates y continúa con los desarrollosde Galeno en los que se suponía una clínicadedicada al cuidado del enfermo a través dela evitación o eliminación de la enfermedady se convierte en el punto de partida de todoel movimiento que ha conducido hasta a medicina moderna (Gonzalez, 2010).
Galeno, nacido en el año 131 A.C. sepreguntaba por la causa de lasalteraciones de la salud y cuestionaba lapresencia de los dioses en la enfermedad.De esta forma, con el naturalismoHipocrático y con el racionalismo de laminoría ilustrada a la que pertenecía, serechazó enérgicamente la doctrina dequienes querían introducir en laestructura de la enfermedad un elemento sobrenatural (Vergara, 2007, p. 44).
Precisamente, ha sido ésta línea la que le haconferido al concepto “clínica” lasconnotaciones con las que se la conoce hoy,basada en el supuesto de que su existenciaantecede a la clínica médica peroentendiendo, al mismo tiempo, que solo apartir de su ligazón acaecida a partir del sigloXVIII con la medicina pudo encontrar su“carta de ciudadanía”. De acuerdo con Foucault (2006, p. 84):
Antes de ser un saber, la clínica era unarelación universal de la humanidadconsigo misma. Edad de felicidadabsoluta para la medicina. Y ladecadencia comenzó cuando fueroninaugurados la escritura y el secreto, esdecir, la repartición de este saber en ungrupo privilegiado, y la disociación de larelación inmediata, sin obstáculo nilímites, entre mirada y palabra: lo que sehabía sabido no se comunicaba ya a losdemás y vestido de nuevo en la cuenta dela práctica sino una vez pasado por el esoterismo del saber.
Así, a partir del siglo XVIII y con la enormefuerza alcanzada por la medicina en tanto seconvirtió en una de las más poderosasalternativas para combatir la hasta esemomento incomprensible e inabordableenfermedad, el concepto clínica fuetomando un carácter eminentementemédico y ligado a los procesos de curación;el cual conserva hasta la fecha,subsumiendo lo clínico en lo clínico médico. De acuerdo con Foucault (2006, p. 96):
Ahora bien, en algunos años, los últimosdel siglo, la clínica va a reestructurarsebruscamente: desprendida del contextoteórico en el cual había nacido, va arecibir un campo de aplicación ya nolimitado a este en el cual se dice un sabersino coextensivo con aquel en el cual senace, se prueba y se realiza. Formará untodo con el cuerpo de la experiencia médica.
En el campo psi esta perspectiva de loclínico fue acogida de manera entusiastadado que pertenecía a un mundo modernoque iniciaba sus procesos de producción enmasa de tipo capitalista, que implicarongrandes exigencias para aquellos que sededicaban a “lo psi” con miras a que lograran“efectos reales en el mundo real” y nosolamente entelequias emergentes deletéreo mundo de los laboratorios. Laadaptación, amarrada fuertemente alfuncionalismo, se convirtió en el motor deldesarrollo de un mundo psi en el que lapsiquiatría, y casi al mismo tiempo lapsicología, se abocaron a responder de manera positiva a la misma.
En el caso de la psiquiatría, Emil Kraepelin(1856-1926), siguiendo la lógica clínicamédica antes señalada, dedicó su vida a laclasificación exhaustiva de los trastornospsiquiátricos (Postel, 2000). Es importanterecordar que fue discípulo de Griesinger,quien postulaba un principio organicistapara las enfermedades mentales por el cualsostuvo que “en todo diagnóstico de unaperturbación psíquica había que especificaruna causa fisiológica” (Gonzalez, 2010). Esteplanteamiento se convierte en un “puente”fundamental entre la clínica médica y laclínica desde la perspectiva “psi” en tanto, almantener el anhelo médico de laclasificación de las enfermedades según sussignos y síntomas, abrió el camino paraaplicar a las enfermedades mentales elmismo método de clasificación y lasposibilidades de intervención de la clínicamédica. De alguna manera, se posibilitó laentrada de una “nueva ciencia” encargadadel estudio de las -nuevas- enfermedadesmentales, ya fuera para clasificarlas,diagnosticarlas o intervenirlas, focalizandosu interés en las grandes enfermedades mentales que requerían internación (Shorter, 1997).
En esta línea de sentido clasificador deKraepelin, la psicología, tras un periodoestructuralista de unas dos décadas, queinició en 1879 con su nacimiento formal yterminó en los albores del siglo XX, entródecididamente en la lógica funcionalistaaplicada en pos de la adaptación y, por ello,comenzó a proponer diversas alternativasque, aun sin unas bases teóricas sólidas,lograron impactar profundamente elcontexto, de modo que su difusión yreconocimiento crecieran de formaexponencial a partir de las dos primeras décadas del siglo XX (Merani, 1982).
Fruto de esto, a finales del siglo XIX surgióla psicología clínica, aquella que puedeconsiderarse la semilla de la mayoría de losdesarrollos de la clínica en psicología hoy;descrita de manera muy detallada por sufundador, Witmer, en su texto “Psicologíaclínica” (1907), en el que reconoció que laclínica que proponía estaba muy relacionadacon la medicina, lo que no implicaba, desuyo, que era la repetición o aplicación de laclínica médica en psicología, aunqueexistiesen importantes puntos en común entre ambas
La psicología clínica está, naturalmente,relacionada de manera muy cercana conla medicina. (…) la apreciación de larelación de la psicología con la prácticade la medicina en general y con lapsiquiatría en particular, ha sido de lento reconocimiento (…) (Witmer, 1907, p. 4).
De manera taxativa, Witmer señaló que estaclínica psicológica no era equivalente a laclínica médica, aunque debía tomar“prestado” el concepto “clínica” mientras sedesarrollaba uno propio; y enfatizó, eso sí,en que aunque tradicionalmente seentendiera lo clínico como clínico médico, loclínico psicológico no respondía a estaequivalencia y debía considerarse a futuro lacreación de un método clínico propio de la psicología.
La fraseología de psicología clínica yclínica psicológica impactará a muchoscomo una extraña yuxtaposición detérminos que relacionan asuntosbastante dispares. Mientras el término“clínica” ha sido prestado de la medicina,la psicología clínica no es una psicologíamédica. He tomado prestada la palabra“clínica” de la medicina debido a que es elmejor término que he encontrado paraindicar el carácter del método que estimonecesario para este tipo de trabajo. Laspalabras difícilmente retienen susignificado original y la clínica médica noes lo que la palabra implica –el trabajo deun médico practicante al lado de la camade un paciente-. El término clínicaimplica un método y no un lugar (Witmer, 1907, p. 5).
Como claramente lo señaló Witmer, lapalabra clínica comportaba un sentidoespecífico que trascendía el lugar de laatención, tal como lo sugiere la etimologíade la palabra, y se constituía en un métodoque contradecía tanto a aquel derivado de laespeculación filosófica como el de laaplicación directa de los resultados delaboratorio en la vida práctica, vigentes en la psicología de la época.
En tal sentido, reconocía que esta clínicapsicológica también se acercaba a otrossaberes, ampliando el espectro de la lógicaclínica con el que debía trabajar y por endelas posibilidades para que la psicologíapudiese llegar a la formulación de su propio método:
Aunque la psicología clínica está muycercanamente relacionada con lamedicina, también lo está con la sociología y la pedagogía. El salón declases, la corte juvenil y las calles son unextenso laboratorio para la psicología. (…) (Witmer, 1907, p. 5)
En ese orden de ideas y entendiendo que“había tomado prestado el método de lamedicina”, Witmer reconocía la graninfluencia que, hasta la fecha, tenían losmédicos y psiquiatras en el campo de laclínica psicológica, y esperaba que en estecampo pudiesen ingresar otras profesiones,llegando incluso a diferenciarla de la psicología:
Y aunque yo abrigo la esperanza de queen gran medida, los educadores y lostrabajadores sociales realizaránimportantes contribuciones a esta ramade la psicología, no obstante es cierto queninguno de ellos tiene el entrenamientonecesario para esta clase de trabajo. Tanes así, que ni siquiera lo está el psicólogo,a no ser que haya adquirido esteentrenamiento en otros lugaresdiferentes a los usuales cursos deinstrucción (…) En efecto, nosotrosdebemos en un futuro pensar en elentrenamiento de hombres para unanueva profesión, en la cual ellos seejercitarán más específicamente enrelación con los problemas educativos,para lo cual el entrenamiento delpsicólogo debe ser un prerrequisito (Witmer, 1907, p. 5).
No obstante los planteamientos de Witmer,la consolidación de esta clínica psicológicaaún está en proceso de desarrollo en tantopermanece ligada en gran medida a laslógicas propias de la clínica médica, esto es,una agrupación de síntomas en forma denosografías que se traducen enenfermedades mentales entendidas comoesencias, que se intervienen objetivamentea través de una relación vertical en la cualexiste un curador que sabe y un enfermo quees “paciente” y con un marco conceptualpositivista basado en clasificacionesobjetivas de las enfermedades yexplicaciones de las causas de las mismasque conllevan la aplicación de sus principiosde una forma determinista, causalista ylineal, idealmente matematizable y universal (Mahoney, 1995).
Psicología clínica y clínica médica: historiade una huella
A partir de su “nacimiento oficial”, en 1879,la psicología encontró un contexto socioeconómico y político que le permitióposicionarse como “nueva ciencia” demanera definitiva en las últimas décadas delsiglo XIX y, con especial importancia, en lastres primeras décadas del siglo XX. Lapsicología aplicada, fuertemente impulsadapor Munstenberg (Tortosa, 1995; Brennan,1999), posibilitó que la psicología fuesereconocida como una ciencia útil que bienpodía aportar a la transformación de unmundo abocado a enormes cambioseconómicos gracias a los procesos deindustrialización y, por qué no, también a grandes transformaciones sociales.
La psicología clínica nació bajo esta égida,marcada por las exigencias de la época y,como ella, emergieron a lo largo de lasprimeras décadas del siglo XX otras tantasperspectivas psicológicas que, de una u otramanera, orientaban sus esfuerzos hacia lasmismas metas pragmáticas y utilitaristas. Lapresión ejercida sobre las nacientesdisciplinas en pos de este tipo de metas eratan fuerte que ni siquiera Freud pudoescapar a ellas; quien, como afirmó Miller(2004), esperaba que el psicoanálisis llegasea formar parte de las ciencias de la naturaleza.
En 1913 emergió con gran fuerza lapsicología conductual, la cual enfatizaba enlos aspectos propios de la conducta del ser humano y dejaba de lado, o por lo menospretendía hacerlo, los hasta el momentoinfructuosos intentos de la introspecciónpara ser tenida en cuenta en la aproximacióncientífica a aquello que podría entendersecomo mental (Stany, 1999). Para Watson, lapsicología no había podido ocupar un lugarcierto dentro del mundo de las ciencias, y de ello se ocuparía:
No deseo criticar sin razón a la psicología.Creo que ha sido señaladamente incapaz,durante sus singulares cincuenta años deexistencia como una disciplinaexperimental, de hacerse un lugar en elmundo como una ciencia naturalindisputable. La psicología, tal como sepiensa generalmente en ella, tiene algode esotérico en sus métodos. Si no puedoreproducir mis hallazgos, no se debe auna falla de tu aparato o al control de tuestímulo, sino que se debe al hecho deque tu introspección no está entrenada.El ataque se centra sobre el observador yno sobre la situación experimental(Watson, 1913, p. 163).
Así, esta psicología conductista, en suvertiente clínica, conservaba los mismospostulados ontológicos y metodológicos(Guba, 2000) de la clínica médica en tanto, apartir de lecturas objetivas de la realidad ydesde una posición de dominio, el psicólogopodía tratar de una manera eficaz lostrastornos de la conducta.
Pocos años más tarde emergió una figuraestelar dentro del campo de la psicologíaclínica, Burrhus Skinner (Leahey, 1999),quien condujo hasta niveles insospechadoslas posibilidades de la lógica de la clínicamédica aplicada en la psicología y de lascuales nacieron la terapia de la conducta ylas técnicas de modificación de conductacomo modelos de tratamiento de lasenfermedades (de la conducta):
Las técnicas de modificación de conductaconsisten en aplicaciones de losprocedimientos experimentales surgidosde la investigación básica de laboratorio,principalmente realizada en animales. Engeneral, todas ellas constituyenoperaciones identificadas con elcondicionamiento operante, y, enocasiones, con el condicionamientoclásico o Pavloviano. Podríamos dividirestos procedimientos en términos de susefectos más inmediatos, que son lacreación o la eliminación de conducta.Con cualquiera de estos dos propósitos,es necesario controlar adecuadamente elmedio ambiente de tal manera que sepuedan arreglar en la forma másconveniente, las consecuencias yestímulos antecedentes de las conductasque deseemos modificar (Ribes, 1972, pp. 13,14).
En este proceso de desarrollo de lapsicología clínica ligada a la lógica de laclínica médica, la Conferencia de Boulderocupa un lugar preponderante puesto quedefinió las condiciones de formación paralos psicólogos clínicos, implementando unmodelo denominadointervención/investigación que prometía potencializar este campo:
En 1949, basándose en el trabajo de DavidShakow al frente de un comité sobre laformación en Psicología Clínica de la APA,tiene lugar una conferencia en Boulder.Este espacio fue auspiciado y financiadopor el gobierno de los Estados Unidos y laAdministración de Veteranos de Guerra, através del Nacional Institute of MentalHealth (NIMH) [Instituto Nacional deSalud Mental] y se centró en laconsideración del problema de lasconsecuencias mentales inhabilitantes ylos trastornos psicológicos que sufrían losex-combatientes y la posibilidad de lospsicólogos de responder a semejante demanda en salud pública. En el marco deesta reunión fue definido el modelocientífico-profesional, llamado tambiénModelo Boulder, el cual recomienda unaformación doble para el psicólogo, queincluya el entrenamiento práctico, asícomo la instrucción en los fundamentos yprocedimientos científicos de la disciplina. El argumento era que la Psicología se tratatanto de una ciencia como de unaprofesión, por lo que deben contemplarseambos aspectos en el plan de estudios de la carrera (Benito, 2010, p. 4).
Este modelo, con algunos ajustes, haprevalecido en el proceso de formación delos psicólogos que se desempeñan en elcampo clínico, manteniendo su vigencia a lolargo de los años y propiciando enormeslogros teóricos y prácticos para la psicología.No obstante, y tal como lo señala Albee, también ha generado algunas dificultades:
El modelo de Boulder contiene una fallafatal que ha distorsionado y dañado eldesarrollo de la clínica psicológica desdeentonces. La falla no estuvo en lainsistencia del entrenamiento científicode los clínicos; ella estuvo en laaceptación acrítica del modelo médico, laexplicación orgánica de los trastornosmentales con la hegemonía psiquiátrica,los conceptos médicos y lenguaje consecuentes con ella (2002, p. 1).
En esta misma línea de sentido, otrosautores han señalado otro tipo dedificultades para esta forma de concebir la clínica en psicología (Ribes, 1972, pp. 10,11):
Las categorías diagnósticas actuales selimitan a encasillar a los sujetos dentrode cuadros sintomáticos más o menosgenerales, en donde se permitevariaciones conductuales de paciente apaciente, siempre y cuando se mantenganconstantes ciertos "rasgos". Estediagnóstico, heredado de la psicologíapor el "modelo médico", no ha mostradoa lo largo de su aplicación procurarventaja alguna, aparte de la de poderrotular a un individuo en determinadaforma. El diagnóstico rara vez permiteaventurar un pronóstico probable.Sandiffer, Pettus y Quade (1964) porejemplo, realizaron un estudio en el queanalizaron los porcentajes de acuerdocon los diagnósticos efectuados por ungrupo de 14 psiquiatras con respecto a 91pacientes hospitalizados, encontrandoque el mayor acuerdo fue de un 74% encategorías como las de deficiencia mentalo esquizofrenia, fluctuando hastaporcentajes bajísimos de 13% en casos dereacciones psicóticas o reaccionesparanoides. En general, siempre existía laposibilidad de que otro psiquiatraemitiera un diagnóstico distinto en un 60% de las veces.
No obstante este tipo de apreciaciones, eldesarrollo de la psicología clínica a lo largodel siglo XX, siguiendo la huella de la clínicamédica, vivió un proceso de crecimientoexponencial del cual emergieron múltiplesorientaciones teóricas con extensos marcosreferenciales y sus consecuentes propuestasaplicativas, dándole un lugar dentro de lasdiversas disciplinas propias de las cienciasde la salud (situación reconocida enColombia, al menos de manera parcial, en laley 1090 de 2006), y validando así la lógicadel método clínico médico como aquellapropia del método clínico en la psicología (Ministerio de Salud, 2006, pp. 5,6).
Artículo 1: Parágrafo. (…) Se concluyeque, independientemente del área en quese desempeña en el ejercicio tantopúblico como privado, perteneceprivilegiadamente al ámbito de la salud,motivo por el cual se considera alpsicólogo también como un profesionalde la salud.
Postmodernidad
La emergencia de la postmodernidad haconfrontado fuertemente a la psicologíaclínica basada en el modelo clínico médicodado que en la década de los años sesentadel siglo XX se gestó un fuerte movimientocontestatario a las lógicas modernasvigentes durante al menos dos siglos en elmundo occidental (Lipovetsky, 2006). Estemovimiento prefigura una serie decondiciones que, por sus características,implica rupturas definitivas con las lógicasmodernas previas y obliga a la constituciónde un nuevo marco ontológico,antropológico, epistemológico y, por qué no, existencial.
La postmodernidad se puede definir comoun movimiento deconstructivo de la razónilustrada, que surge como consecuencia deuna crisis de la modernidad dominante queproduce una ruptura con muchos de susrasgos y que se caracteriza por una crítica ala filosofía occidental, un compromisoideológico con las minorías, pérdida de lahistoricidad, fin de los metarelatos,hedonismo y eclecticismo. (Guzman, 2004, p. 106).
Así, la postmodernidad cuestiona laspremisas fundamentales de la modernidad,oponiendo a ellas la relativización de lanoción de realidad y verdad, la caída de losmetarelatos, el cuestionamiento a lacreencia en el saber científico como únicosaber válido y hegemónico, la recuperaciónde la incertidumbre y la duda como aspectosinherentes a la existencia humana y uncierto sentido de descreimiento y fluidez entodas y cada una de las vivencias cotidianas;pues, como señala Bauman “la fluidez o laliquidez son metáforas adecuadas paraaprehender la naturaleza de la fase actual, -en muchos sentidos nueva- de la historia de la modernidad” (2002, p. 9).
Por supuesto, cambios profundos en lacosmovisión occidental generan, de suyo,cambios radicales en las formas de ver,sentir, pensar y crear el mundo y, con ellas,nuevas formas de relacionarse con los otrosdesde perspectivas identitarias múltiples, esto es, postmodernas.
Carmona (2012) señala algunos de loscambios de la postmodernidad con respectoa la modernidad y las consecuenciasderivadas de ellos (ver Tabla 1):
Tabla 1. Principales cambios de la postmodernidad. En el pdf página 9
Desde una perspectiva ontológica,entendiendo por ella lo propuesto porGuba (2000), los cambios acaecidos en eltránsito de la modernidad a lapostmodernidad no pueden ser másradicales. En la modernidad se creíaciegamente en la existencia de una únicarealidad, cognoscible y aprehensible por elser humano a través de los progresos de laciencia; esta última, dicho sea de paso, erala llave regia para acceder al conocimientoválido y verdadero en todos y cada uno delos contextos de la vida. Lapostmodernidad, tal vez soportada en los descubrimientos de la física y mecánicacuántica, por el contrario, cuestionaseriamente la noción de realidad única alasumir que ésta es, por lo menos, local yrelativa, y que está empapada desubjetividad en tanto es en gran medidaconstruida o determinada por aquel que seocupa de ella (Prigogine, 1983). Desde estaperspectiva ontológica, metarelatos quehabían fundado la modernidad tales comola creencia en una única realidad posible ola ciencia como única vía válida paraacceder al conocimiento, son cuestionadoscomo absolutos, abriendo camino a laconstrucción de verdades parciales ylocales que, de suyo, permean la existenciahumana orientándola hacia larelativización de lo conocido y con ello, auna caracterización del mundo de la vidadesde una mirada propia de la levedadfundada en la provisionalidad de lo existente.
La concepción del conocimiento y larelación del hombre con éste se ventambién afectadas. Si en la modernidad sepretendía la búsqueda de absolutos quepermitieran la construcción de unarealidad estable y duradera, soportada enconocimientos ciertos logrados a través dela ciencia, en la postmodernidad solopuede ser considerado estable el cambio ysegura la incertidumbre, por cuanto elexperimentalismo y la provisionalidadhacen imposible la existencia demetarelatos que pervivan inmutables en eltiempo. El lugar de aquel sabio poseedorde la verdad, científico por demás, se veahora cuestionado y relativizado, y seconvierte en un conocedor más dentro demuchos conocedores, poseedores todos desaberes válidos de acuerdo con cadacontexto, sin privilegios o mayor valía porel hecho de ser, o no, científicos (Cabruja, 2005).
Así, a una época caracterizada por labúsqueda de absolutos que pudiesen servalidados como saberes ciertos a través dela ciencia, se opone ahora una perspectivaen la cual no hay cabida para losmetarelatos o verdades absolutas y, por elcontrario, se abre la puerta para larelativización del conocimiento, laincertidumbre, la duda, el cambio y lamutación permanente. El paso de lamodernidad a la postmodernidad no es laentrada a un mundo del “todo vale” pero síimplica el ingreso a una cosmovisión en la cual:
La multiplicidad de la existencia en susdiversas vertientes nos remite haciamúltiples significados y por ello hacia undesdoblamiento complejo y múltiple delconocimiento. Como nos recuerdaShotter (1995),”nosotros vivimos en unmundo vago, parcialmente especificado,inestable y en desarrollo” (p.164) y esprecisamente esta dimensión deinespecificidad la que da espacio para ladimensión creativa y hermenéutica delconocimiento humano (…) lo que nosremite necesariamente hacia unacomprensión múltiple de una realidadmultivocal, multilingüística, multiculturaly multiterapéutica. (Goncalves, 2002, pp. 18,19).
Es a partir de este marco postmoderno quepueden leerse los grandes cambiosacaecidos en los últimos decenios y loscuales involucran todas las esferas de la existencia humana.
La psicología en la época postmoderna.
Los cambios señalados comportan unaserie de consecuencias para la Psicologíaque se ocupa de lo clínico, pues a laredefinición de los antiguos problemasobjeto de su intervención se agregan ahoraproblemas nuevos, para los cuales debe crear otras formas de conceptualización eintervención adecuadas a los tiempos (Gergen, 1989).
A modo de ejemplo, si antes se contabacon metarrelatos a partir de los cuales seexplicaban las problemáticas propias de lapsicología, ahora estos son cuestionados ydeben ser reformulados en microrelatosnecesariamente contextualizados. En eseorden de ideas, si las relaciones entre lospsicólogos y las personas a quienesatienden eran verticales y lasintervenciones basadas en instrucciones,ahora emergen nuevas exigencias quecuestionan dicha posición y es necesariopensar alternativas relacionales diversas,adecuadas a las situaciones particulares deatención. Igualmente, para comprenderestas situaciones y proponer estrategias deintervención eficaces a partir de laasignación de sentido para las personasobjeto de atención, los psicólogos deberánacercarse a estas realidades con una lógicaco/constructiva y contextual que trasciendalos tradicionales marcos diagnósticospsicopatológicos (DSM, CIE), en los cualesse ha basado buena parte de la psicologíaclínica de la modernidad; pues laincertidumbre, la duda y la borrosidad delos fenómenos postmodernos obligan acrear formas particulares de intervención (Ibañez, 2001).
A lo anterior debe agregarse que, en losúltimos decenios, han aparecido nuevasproblemáticas en salud mental ligadas aformas relacionales y de ordenamientosocial impulsadas por la perspectivapostmoderna. Para el caso, puedenseñalarse fenómenos como elcyberbulliyng, la nomofobia, el suicidio enniños y adolescentes a edades cada díamás tempranas, la anorexia y la bulimia ylos trastornos dismórficos corporales(Bracken, 2009). Muchas otrasproblemáticas eran impensables hace tansolo unos años, y hoy por hoy exigen de lapsicología marcos conceptualescomprensivos que permitan explicar suemergencia y estrategias que permitandisminuir su incidencia y prevalencia yatenuar sus efectos negativos; lo cualdebería realizarse desde ópticasparadigmáticas, conceptuales y deintervención propias de lapostmodernidad, evitando así lareplicación de modelos que, precisamente,se encuentran en la génesis misma dedichas problemáticas, como la perspectivaadaptacionista, el énfasis en lopsicopatológico, la descontextualizaciónde los fenómenos y la homogenización de los procesos de desarrollo e identidad.
Para responder a estos retos de lapostmodernidad, se propone la creación deuna clínica psicológica y su métodofundamentada en la epistemologíacompleja, cuyos principios se presentan a continuación:
Epistemología compleja.
Para responder a las lógicas y necesidadesque emergen de la postmodernidad (Silva,2011), se requiere de un marcoparadigmático que incluya como criteriosválidos para la construcción deconocimiento la incertidumbre, la duda y elcambio; que sea incluyente en cuanto a lasposibilidades de diálogo disciplinar ycapaz de leer las aparentes contradiccionesde lo existente de manera integral ycomprensiva, sin simplificar o “trocear” loexistente para poder explicarlo,vaciándolo, de paso, de sentido. Este marco es el de la epistemología compleja:
Uno de los aspectos fascinantes de laciencia más reciente es la aparición, endiferentes campos disciplinares, de diversas teorías que, de un modo explícito o implícito, intentanaproximarse a la realidad sin reducir sucomplejidad. (…) Estas teorías manejanunos términos para describir y explicarla realidad que se mueven en unascoordenadas muy distintas a las tradicionales (Munne, 1995, p. 1).
Igualmente, este marco debe posibilitar laemergencia de relaciones de cortehorizontal en las que los procesos deco/construcción sean verdaderosgeneradores de conocimiento,posibilitando así la inclusión de loscontextos y realidades específicas de cadapersona como aspectos válidos dentro delos procesos comprensivos. “Si aquellasteorías importan en el contexto aquíabordado, es porque constituyen unenfoque de la realidad que abre nuevasvías al conocimiento para el análisis de ésta” (Munne, 1995, p. 2).
Si se sigue a Guba (2000), se espera queeste marco paradigmático, desde suaspecto ontológico, comprenda laposibilidad de la existencia de múltiplesrealidades, lo cual implica lacontextualización de cada una de lassituaciones problema objeto deintervención, relativizando la perspectivade los metarelatos; desde loepistemológico, que abra posibilidades derelación horizontal en la cual laco/construcción sea primordial y seconsidere la experiencia y vivencias nosolamente de las personas objeto deatención, sino también del psicólogoclínico, en tanto insumos base para dichainteracción; y desde lo metodológico, queofrezca un panorama amplio e incluyentede posibilidades de utilización demétodos, tanto cualitativos comocuantitativos según las necesidades específicas.
La epistemología compleja, tal como laplantea Munne (2004), cumple con lascondiciones anteriormente requeridas ypor ello se asume como el marcoepistemológico a partir del cual se proponela fundamentación para una clínicapsicológica adecuada a los contextos postmodernos.
De acuerdo con Munne, puedendistinguirse hasta once diferentes concepciones de complejidad:
El antecedente sistémico de lacomplejidad organizada, la complejidadpor el ruido, la complejidadinformacional algorítmica, lacomplejidad de los sistemas caóticos yde las estructuras disipativas, lacomplejidad fractal, de los sistemasevolutivos, la funcional-estructural delos sistemas sociales, la complejidad dela complejidad, y las concepcionesimplícitas en las teorías de lascatástrofes y de los conjuntos borrosos (2005, p. 1).
No obstante su aparente diversidad, todasellas configuran un paradigma, el de la complejidad, el cual define como:
Integrando las teorías correspondientespuede conceptuarse la complejidadcomo el conjunto de propiedadescualitativas de un fenómeno o proceso,natural o humano, dadas en principiopor la caoticidad, la fractalidad, elcatastrofismo y la borrosidad. Digo “enprincipio” porque aparte de que sinduda se encontrarán más propiedadescomplejas, puede discutirse sipropiedades ya conocidas hoy, como elcatastrofismo o la autoorganización,han de ser consideradas o no básicas (Munne, 2005, p. 3).
Estas características de la complejidadconfiguran un marco comprensivo que bienpuede facilitar la emergencia de una clínicapsicológica adecuada a las exigenciaspostmodernas, puesto que permiteacercarse a ellas con la misma lógica quelas constituye, esto es, la borrosidad(Kosko, 1993), entendida como la“imprecisión de los límites de un fenómenodado, que tiene fronteras permeables perono abismos infranqueables” (Munne, 2005,p 17); la caoticidad que “conlleva laposibilidad de fenómenos como lasensibilidad a las condiciones iniciales”(Munne, 2005, p 16) y en las que seincluyen los procesos de autoorganización,la fractalidad, esta es que “ciertosfenómenos aleatorios están sometidos auna regla o algoritmo” (Munne, 2005, p 5) yla catastroficidad, que se refiere a “ laposibilidad de mantener la inestabilidadestructural mediante cambios súbitos morfogénicos” (Munne, 2005, p 17).
Con base en este paradigma, puedenabordarse conceptos como el self desdeuna perspectiva borrosa o asuntosrelativos a los procesos del desarrollo y suimpacto en la vida futura de las personasdesde una óptica caótica; o comprenderselos grandes cambios en la vida de las personas desde la teoría de las catástrofes.
Para Munne (2005), esta pretensión espertinente dado que, “aun siendo engeneral interdisciplinares las teorías sobrela complejidad los conceptosepistemológicos que contienen sonextrapolables a cualquier campo delconocimiento y los resultados de lasinvestigaciones basadas en ellos afectan al resto de las disciplinas” (p 17).
De esta manera, la epistemología complejaofrece un marco conceptual apropiadopara pensar las nuevas lógicaspostmodernas (Munne, 1995) y, a partir deesta imbricación, puede utilizarse su fuerzateórica para proponer una clínicapsicológica que se adecue a las nuevasexigencias (Pastor, 2007); del cualemergerían diversas líneas teóricas másespecíficas y con ellas, alternativas deintervención apropiadas a través de unmétodo clínico psicológico (Jaramillo, 2009).
Método clínico psicológico.
De acuerdo con lo señalado, se propone unmétodo clínico psicológico que comprendeun ciclo recursivo ilustrado en el siguiente gráfico:
Gráfico 1. Método clínico fundamentado en la epistemología. PDF página 13
Descripción del método.
El método comporta característicasrecursivas que deben ser consideradas almomento de abordar su lectura. Sedescriben a continuación los componentes del método clínico propuesto:
1. Motivo de consulta:
Conservando la denominación clásica delconcepto “motivo de consulta” (Phares,2003), el primer componente del métodoimplica necesariamente la clarificación deaquellos aspectos por los que la persona (opersonas) busca ayuda psicológica, ya seasi estos motivos son propios o insufladospor un tercero. Debe considerarse quetanto el psicólogo como quienes consultantraen un cúmulo de experiencias,creencias, valores, una historia propia queenmarca la lectura del proceso. Esteelemento es de trascendental importanciasi se tiene en cuenta lo planteado por lasteorías del caos, en las que las condicionesiniciales determinan, en gran medida, elfuturo de cualquier fenómeno (Almendro, 2012).
2. Objetivo de la atención:
Este segundo componente requiere de unproceso de elaboración en el cual elpsicólogo y las personas que consultanconstruyen las motivaciones que subyacenal motivo de consulta y que se convierten,de alguna manera, en el objetivo de laatención. Algunas preguntas guía quepueden contribuir a la formulación delobjetivo son: ¿Cuál es la tarea a la que seenfrenta esta persona (o personas) y que élconsidera no es capaz de enfrentarla solo ocon los recursos de ayuda existentes en suvida cotidiana? ¿Qué tendría que cambiaren la vida de esta persona para queconsiderase el proceso psicológico como un éxito?
Es muy importante que en este segundocomponente del método clínico se puedandefinir de manera concreta y conjunta,entre el psicólogo y la persona queconsulta, los aspectos que se quierenmodificar, de tal manera que ambos inicienel proceso clínico psicológico apuntando almismo problema y generando sinergias entorno a la resolución del mismo. Esfrecuente encontrar que en los procesosterapéuticos el objetivo del tratamientosea definido por el tratante, sinparticipación del consultante más allá de laaceptación de los lineamientos dados porel primero bajo la lógica de la “adherenciaal tratamiento”. Esto genera desencuentrosque, bajo la lógica de la cuña, propician eldistanciamiento progresivo entre losobjetivos que ambos quieren, el tratante yel paciente; los que podrían evitarse si setuviese en cuenta que el objetivo solopuede ser alcanzado si ambas partes estánde acuerdo en lo que se quiere cambiar porconvicción, razón y pertinencia y no porimposición desde una perspectivaunilateral que olvida, precisamente, lasrazones vitales de quien consulta. En ladefinición de los objetivos del trabajo, laborrosidad (Takemura, 2007) y lafractalidad (Stadniski, 2012) ocupan unlugar prevalente, en tanto ofrecenfundamentos comprensivos paraco/construir objetivos de trabajo flexiblesen los que se incluye la imprecisión, laincertidumbre y el cambio, así comoalternativas para leer la problemática endiversos planos de incidencia, concaracterísticas diferentes según cadacontexto pero manteniendo una lógica de sentido a través de ellos.
3. Aproximación a las razones que configuran y conservan la problemática:
Este componente se articularecursivamente con el siguiente yresponde, de una u otra manera, a la lógica de la ventana teórica (Guba, 2000). En él lapersona encargada de la atención analiza lainformación obtenida de quien consultapara, a partir de las construcciones quepuedan emerger de ella, elaborar un“primer mapa” comprensivo de las razonesque configuran y conservan laproblemática objeto de consulta. Estemapa responde a una lógica narrativa queno pretende descubrir la verdad detrás delos hechos sino construir versionesconsensuadas y comprensivamenteaceptables de la vivencia de los actores (Goncalves, 2002).
Entre otras cosas, esta elaboracióncomprensiva intenta responder apreguntas como ¿Qué aspectos nopermiten que esta persona (pareja, familia,grupo) no alcance el cambio que desealograr? ¿Cuáles son los elementos que, apartir de la ganancia secundaria quegeneran, bloquean los procesos decambio? A partir de las primerasrespuestas se elaboran versionescomprensivas iniciales, las cuales sepriorizan según sea la relación que, se cree,tienen con el motivo de consulta y elobjetivo de la atención. Ahora bien, esclaro que esta actividad es coordinada porel tratante, pero que necesariamente estáarticulada de manera recursiva a lainformación que brinda la persona queconsulta (Sandoval, 2003), motivo por elcual debe realizarse un proceso de“contrastación continua” por parte delpsicólogo, similar al propuesto en la teoría fundada (Strauss, 2002).
Una vez formalizada esta primeraaproximación comprensiva, puedepensarse en un acercamiento de la mismaa los marcos teóricos que el psicólogoclínico tiene como referencia, los cualesbrindaran la perspectiva de análisispsicológico a la estrategia de intervención.Por supuesto, no debe olvidarse que estaconstrucción está marcada por la propiaepisteme del clínico y su experienciaprevia, lo cual da un carácter particular yúnico a cada abordaje. Cabe destacar que,de alguna manera, el método clínicopsicológico así propuesto comporta unalógica diferente a los métodostradicionales en psicología en los que “seaplica” la teoría, pues en éste se realiza unla ejercicio recursivo con respecto a ella –la teoría vista como praxis- en tanto separte de la perspectiva epistémica, teóricay experiencial del clínico. Esto se suma alas narrativas de la experiencia vitalofrecidas por las personas objeto deatención, para luego co/construir con ellasuna versión comprensiva de lo real, la cual,además, es leída y reformulada desde laperspectiva teórica del psicólogo que luegose confronta con las nuevas versionesnarrativas, continuando en este buclerecursivo a lo largo del proceso yalejándose así de la lógica de la “aplicación”.
Teniendo presente la recursividadexistente entre los componentes tres ycuatro, debe señalarse que en ella ocurre,necesariamente, un efecto de ventanateórica por cuanto las posibilidades paradefinir aquello que configura y conserva laproblemática están mediadas y limitadas alas puntuaciones (Keeney, 1987) que puederealizar el tratante, y determinadas, almismo tiempo, por los saberes previos queposee. No obstante, ello no se asumecomo problemático, sino como unelemento que debe ser tenido en cuenta almomento de la conceptualización del caso,esto es, la reflexión en torno a los aspectospersonales en la lógica del método clínicoque enriquece la discusión desde ópticasdiversas pero potencialmente complementarias.
Otra consecuencia de la recursividadexistente entre estos dos componentes es el interjuego que se presenta entre la teoríay la práctica (Estupiñan, 2003), en tanto, apartir de la conversación con quienconsulta, el psicólogo debe definir unaserie de suposiciones acerca de las razonesque configuran y conservan laproblemática. Ellas deben ser sustentadas,soportadas y confrontadas con teoríasexplicativas que permitan “formalizarconceptualmente” las suposiciones delpsicólogo (aunque ya se ha señalado queno son, en rigor, suposiciones carentes desentido, en tanto están mediadas por laventana teórica), tras lo cual debe serevaluada nuevamente la primeraformulación del psicólogo sobre lasrazones que configuran y conservan elproblema, ya a la luz de la teoría, lo cualprobablemente generará modificacionesen la posición inicial, y nuevasreformulaciones teóricas que, finalmente,siempre deberán ser confrontadas en la práctica, con los consultantes.
Este ejercicio recursivo permite afinar nosolamente el problema alrededor del cualgira el proceso, sino también lafundamentación teórica que lo soporta; locual cobra especial importancia, en tanto,estas construcciones alcanzan importantescriterios de validación relativos a suoportunidad, pertinencia y adherenciatanto para el psicólogo como los consultantes.
4. Planeación de acciones:El cuarto componente es la elaboración deun plan de intervención que permitaorientar las acciones de maneraorganizada, sustentada, contextualizada ypriorizada (Cecchin, 1992): fundamentadoen la co/construcción narrativa delproblema, lograda por los participantes delespacio clínico. Esta articulación entre laversión alcanzada, la praxis del clínico y elsentido dado por las personasconsultantes, es la que finalmente permiteconstruir un marco pertinente de acción enel que se interviene un problema que tienesentido para todos en contexto; y se evitala aplicación de la teoría a unaproblemática, de alguna manera externa,que tradicionalmente ha sido referida a lalógica de la “enfermedad” “trastorno” o“diagnóstico”, sin sentido en la mayoría delas ocasiones para las personasconsultantes, más allá de ser “una entidad que se debe atacar”.
Este plan debe contemplar las accionespertinentes para promover el movimiento,y generar dinámicas que faciliten laactivación de los potenciales de cambio delas personas de acuerdo con suscaracterísticas personales y contextuales,facilitando así la modificación de losaspectos problemáticos que fueron señalados como el objetivo de atención.
Es muy importante que las acciones estén,además de priorizadas, bien definidas ydelimitadas, de tal manera que faciliten eltrabajo entre ellas y su evaluación. Caberecordar que cada una de estas accionesresponde a un proceso recursivo tipo bucleen el cual, a través de la conversación conel otro y la sustentación teórica se llega aconclusiones específicas en torno a lo quesucede en cada situación, y de allí lasposibilidades de intervención orientadas alcambio (Gergen & Kaye, 1992). Por ello, nocabe sustentar las acciones propuestasúnicamente en la presunción de un criteriodiagnóstico del cual se desprenden lasacciones consecuentes, pues es a través dela comprensión del problema desde unalógica relacional, que pueden emerger lasacciones más pertinentes y oportunasposibles para cada contexto. La planeaciónde acciones debe responder a una lógicapropia de la teoría de las catástrofes(Maldonado, 2006) esto es, orientada adetectar de manera precisa los puntos de bifurcación (Prigogine, 1983), en tantopequeños cambios en los sistemas puedenconducir a grandes y repentinos cambios en su comportamiento.
5. Implementación de acciones,intervención:El método clínico continúa con laimplementación de acciones definidascomo necesarias para generar el cambioesperado, teniendo en cuenta que han sidopreviamente priorizadas de acuerdo con elanálisis teórico y contextual realizado. Estaimplementación sigue el principio deparsimonia a través del cual se buscaalcanzar el mayor impacto posible con losmínimos elementos requeridos para ello(Belzunegui, Brunet, & Pastor, 2012) ycomporta en su esencia un carácterrecursivo, pues implica una revisióncircular constante del impacto que generaen las personas. Así, no se debe confundiren este caso la aplicación con laintervención, en tanto la primera comportauna lógica lineal, mientras que la segundaexige una lógica recursiva en la que seinterviene y luego se analiza el impacto y lapertinencia de la acción, ajustándola ymodificándola según la lectura contextualrealizada para, luego, volver a intervenir y así sucesivamente.
6. Evaluación recursiva del proceso:Una vez implementadas las accionespropuestas, se realiza un análisis recursivodel proceso (tipo bucle) evaluando loslogros alcanzados por el mismo. Se evalúael impacto y los cambios generados, elbienestar de los consultantes para, a partirde allí, realizar los ajustes pertinentesreiniciando el proceso en el segundo componente.
Como puede colegirse, la propuesta centrasu estrategia reflexiva en la lógica con lacual se aborda el problema, que respondea los elementos epistemológicosmencionados, sin constreñir lasconceptualizaciones de cada caso. Estalógica del método clínico psicológico noreduce sus posibilidades teóricas a unsaber específico, sino que facilita formasde conceptualización e intervencióndiversas que apuntan a una mayorcomprensión del fenómeno, precisamente, desde diversas orillas.
Es importante enfatizar que el proceso enmención responde a la lógica del buclerecursivo, esto es, no puede considerarsenunca un proceso cerrado y siempre podráser revisado una y otra vez, algo que secorresponde fielmente con las premisasdel teorema incompletud de Gödel (Gutierrez, 1999).
Conclusiones
La época postmoderna comporta unenorme reto a las formas tradicionales deorganización del conocimiento,fundamentadas en premisas propias de lamodernidad, que ven ahora limitadas susposibilidades de comprender e intervenirlas cosmovisiones emergentes; a partir delas cuales se han transformado nocionesesenciales como las de realidad, verdad,saber y poder; fundamentales para laconservación y desarrollo del proyecto de la modernidad.
La psicología, como casi todas lasdisciplinas, debe adecuar sus fundamentosparadigmáticos, marcos conceptuales yestrategias de intervención a lascaracterísticas y exigencias de la postmodernidad.
La perspectiva clínica en psicologíatambién se ha visto afectada por laemergencia de los contextos postmodernos que comportan la inclusiónde la duda, la incertidumbre, la caída de losmetarelatos, la relativización ycontextualización del conocimiento y conellos, drásticas modificaciones en laposición del psicólogo con respecto a losconsultantes, pasando de una posturavertical instruccionista a otra horizontal co/constructiva.
Todos estos cambios suponen retos yposibilidades para la psicología, y por endepara lo clínico al interior de ella, ya queabren la puerta para la formulación denuevos marcos conceptuales que permitansu adecuación a las exigencias de lapostmodernidad, haciéndola mucho más pertinente y contextualizada a la época.
La epistemología compleja es unaexcelente alternativa para fundamentaruna clínica psicológica adecuada alcontexto postmoderno, dado que brindalos principios esenciales que permiten lainclusión en los procesos de conocimientode la incertidumbre, la duda, lacontextualización de las diversassituaciones en microrelatos que, como lasmuñecas rusas son contenidos por otrosconsecutivamente; la consideración derelaciones no lineales ni causales, sinodinámicas y complejas; y la conservaciónde la estabilidad a través de procesos decambio. Todas estas características puedenser leídas a través de la caoticidad, lacatastroficidad, la fractalidad y laborrosidad, categorías que definen la esencia de un fenómeno como complejo.
Ahora bien, en este proceso deconstrucción de lo clínico psicológico enlas condiciones descritas, emergen algunastensiones que tendrán que asumirse afuturo como puntos nodales (y por qué no,puntos de bifurcación). Entre otras, habráque construir vías de resolución posiblespara pares dicotómicos tales como laexistencia de una o múltiples realidades, laafirmación de la existencia de la identidaddel ser como esencia o como evento, laconsideración de los metarelatos conpretensión de universalidad versus losmicrorelatos contextualizados y, con ellos,la perspectiva de verdad, el anhelo de laobjetividad en el conocimiento, laexclusión de la incertidumbre y la dudacomo “ruidos” que afectan el acercamientoa la representación de lo real o, en sudefecto, la inclusión de la subjetividad y lahermenéutica como elementos inherentes al mismo.
Con estas tensiones, tendrá que plantearseuna discusión en torno a las nociones deprogreso y desarrollo como teleologías queorientan y determinan el presente y futurodel ser humano, en un mundo en el cual seha llegado a afirmar que “la historia no existe”.
De esta manera, una clínica psicológica ysu método, fundamentadas en laepistemología compleja y adecuada acontextos postmodernos puedenconvertirse en la punta de lanza parafuturos desarrollos de una psicología que,a la vanguardia de los tiempos, pretendacontinuar con su misión de impactarpositivamente el bienestar de las personasy comunidades objeto de atención de manera pertinente y contextualizada.