CAPÍTULO CATORCE
EVALUACIÓN DE LA PERSONALIDAD: ORÍGENES,APLICACIONES Y PROBLEMAS
El término personalidad tiene muchos significados. Para algunos se refiere a un carisma misterioso poseído por las estrellas de Hollywood y por otras personas populares e influyentes, pero no por cualquiera. Para otros, personalidad es lo mismo que temperamento —una predisposición natural, basada en lo genético, para pensar, sentir y actuar de cierta manera—. Todavía para otros,la personalidad consiste en la mezcla única que una persona tiene de rasgos emocionales, intelectuales y de carácter (honestidad, valor, etc.). Para los psicólogos de orientación más conductual, la personalidad no es algo interno, sino más bien un patrón observable de conducta organizada que es típico de una persona.
Quizá una convención aceptable sea definir la personalidad humana como un compuesto de habilidades cognoscitivas, intereses, actitudes, temperamento y otras diferencias individuales en los pensamientos, sentimientos y la conducta. Esta definición enfatiza el hecho de que la personalidad es una combinación única de características cognoscitivas y afectivas que puede describirse en términos de un patrón típico y bastante consistente de conducta individual.
A partir de la última definición se desprende que los métodos para evaluar la personalidad deberían incluir una gama amplia de variables cognoscitivas y afectivas. Entre esas variables se encuentran las medidas de aprovechamiento, inteligencia, habilidades especiales, intereses, actitudes y valores analizadas en los capítulos 6 a 13. Otras características emocionales, de temperamento y de estilo, a las que por tradición se ha denominado variables de personalidad, también son importantes en la comprensión y predicción de la conducta humana. En este capítulo se presentan material antecedente y aplicaciones que conciernen a la evaluación de la personalidad. En los cuatro capítulos siguientes se presentan métodos más específicos para evaluar la personalidad: observaciones, entrevistas, calificaciones, inventarios de personalidad y técnicas proyectivas.
PSEUDOCIENCIAS Y OTROS ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Como sucedió con las pruebas de inteligencia, la evaluación de la personalidad se desarrolló en parte desde la investigación sobre las diferencias individuales y de grupo. Muchos antecedentes de la evaluación contemporánea de la personalidad pueden encontrarse en la historia de la psicología anormal y la psiquiatría. La historia de la ciencia está repleta de ejemplos de creencias o doctrinas que en un época tuvieron muchos seguidores, pero que luego se demostró eran parcial o totalmente incorrectas. Entre esas doctrinas pseudocientíficas se encuentran la frenología. la fisionomía y la grafología.
La frenología, en la cual muy poca gente cree en la actualidad, era vista con seriedad por muchos hombre y académicos famosos a finales del siglo XVIII y principios del XIX. Según los defensores de la frenología, el desarrollo del áreas específicas en el cerebro humano está asociado con ciertas características de personalidad y trastornos mentales. Entre los rasgos de personalidad que se suponía estaban relacionados con protuberancias localizadas en ciertas regiones del cerebro están la afabilidad, la combatividad y la codicia (figura 14.1). Una consecuencia natural de esta creencia es que la personalidad puede ser analizada tocando la cabeza de una persona a fin de localizar "protuberancias" en áreas específicas del cerebro que se presume están asociadas con ciertas características. La frenología tuvo gran influencia en la psiquiatría del sigo XIX y en la psicología de las facultades, una noción que afectó los programas académicos de la época. De acuerdo con la psicología de las facultades, la mente consiste en una serie de facultades que pueden ser desarrolladas mediante el ejercicio mental ( por ejemplo, estudiante latín, griego, geometría y otras materias difíciles) de la misma manera que el cuerpo puede ser desarrollado por el ejercicio físico.
FIGURA 14.1 Tabla de frenólogos de las funciones cerebrales. Localización de varias facultades afectivas y cognoscitivas descritas por un frenólogo del siglo XIX.
La fisionomía, otra pseudociencia, se interesa en determinar el temperamento y el carácter a partir de rasgos externos del cuerpo y en especial del rostro. Es posible advertir vestigios dela fisionomía en la selección del personal y los procedimientos de evaluación contemporáneos,por ejemplo, en el requisito de que una fotografía del solicitante acompañe a la solicitud de empleo. Otro instrumento de evaluación de la personalidad asociado con la fisionomía es la Prueba Szondi. Esta prueba consta de seis grupos de fotografías, cada grupo con ocho fotografías, de pacientes mentales con diferentes diagnósticos (por ejemplo, histeria, catatonia, paranoia, de-presión o manía). En cada grupo los examinados seleccionan las fotografías que más les gustan y las que más les disgustan. La suposición básica que subyace a la Prueba Szondi es que los rasgos faciales de los pacientes mentales mostrados en las 12 fotografías seleccionadas y las 12 rechazadas tienen un significado personal para quien responde. Se supone que las necesidades y la personalidad del sujeto son similares a las de los pacientes mostrados en las fotografías. Como no se ha encontrado evidencia consistente que apoye la validez de la Prueba Szondi en el análisis de la personalidad o el diagnóstico psiquiátrico, la prueba ha sido desacreditada.
La creencia en la grafología, actividad donde se analiza la personalidad mediante el estudio de muestras de escritura, está quizá más difundida que la creencia en la fisionomía. Aunque tiene sentido suponer que la escritura, que es un tipo de conducta estilística, pueda reflejar características de personalidad, ni siquiera los analistas experimentados de la escritura se conocen por la precisión de sus interpretaciones. La fisionomía y la grafología tienen una mejor reputación que la frenología, pero muchas de las afirmaciones de sus defensores están igual de equivocadas.
No todos los intentos previos al siglo XX por desarrollar una ciencia de la evaluación de la personalidad deben etiquetarse como pseudociencia. Los esfuerzos de Francis Galton, Emil Kraepeliny Alfred Binet fueron muy respetables, aunque no siempre tuvieron éxito. En 1884, Galton propuso medir las emociones registrando cambios en el latido cardiaco y la tasa del pulso, y evaluar el buen humor, el optimismo y otros rasgos de personalidad observando a la gente en situaciones sociales inventadas. Kraepelin, quien es mejor conocido por su sistema de clasificación delos trastornos mentales, desarrolló la técnica de asociación de palabras en 1892. También durante la década de 1890, Alfred Binet, cuyo nombre el lector recordará de los capítulos sobre las pruebas de inteligencia, desarrolló métodos para estudiar las características de personalidad delas personas eminentes.
A pesar de unos inicios promisorios en el siglo XIX, un progreso genuino en la evaluación de la personalidad no llegó sino hasta el siglo XX. A este respecto, llaman particularmente la atención las pruebas de asociación de palabras de Carl Jung para detectar y analizar los complejos mentales (1905), la Hoja de Datos Personales de Robert Woodworth, el primer inventario estandarizado de personalidad que se aplicó de manera masiva (1919) y la Prueba de Manchas de Tinta de Hermann Rorschach (1920).
TEORÍAS DE LA PERSONALIDAD
Casi todos tenemos alguna teoría de por qué la gente se comporta como lo hace. Esas teorías dela naturaleza y la conducta humanas consisten, por lo común, en generalizaciones excesivas o estereotipos, pero sirven como guías aproximadas a las expectativas y la acción. En ocasiones la misma supervivencia de una persona depende de su capacidad para entender y predecir la conducta de otra gente.
Al percatarse de que todos somos diferentes de los demás y que la conducta humana puede ser muy compleja, los teóricos de la personalidad han aprendido a mostrarse suspicaces ante las explicaciones de sentido común. Ciertos psicólogos, impresionados por la individualidad y lo intrincado de las acciones humanas, han abandonado la esperanza de encontrar principios o leyes generales para explicar la personalidad. Rechazan el enfoque nomotético, la búsqueda de leyes generales de la conducta y la personalidad, como irreal e inadecuado para la tarea de comprender al individuo. En lugar de ello, abogan por un enfoque idiográfico de considerar a cada personalidad como un sistema legal, integrado y digno de estudio por derecho propio (Allport, 1937).
Existen muchas otras diferencias entre las teorías de la personalidad, siendo una el énfasis relativo que se pone en la herencia y el ambiente como moldeadores de la conducta. Los teóricos también difieren en el grado en que enfatizan las características internas individuales, o rasgos,más que las variables situacionales, como determinantes de la conducta. Como sugieren esos y otros puntos de debate entre los psicólogos, no existe una teoría de la personalidad que goce de aceptación general. Por el contrario, continuamente emergen y se modifican teorías y hallazgos de la investigación concernientes a los orígenes, la estructura y la dinámica de la personalidad. Con todo, para cualquiera que esté interesado en la evaluación psicológica, es importante estar al tanto de las diversas teorías de la personalidad y mostrarse escéptico ante las que no hayan sido probadas. A pesar de sus limitaciones, las teorías pueden servir como motivadores y guías en la medición y comprensión de la personalidad. Las teorías proporcionan marcos de referencia —ideas concernientes a la dinámica y el desarrollo de la personalidad y la conducta— para la interpretación de los hallazgos de la investigación. A este respecto, se supone que las teorías propuestas y probadas por los psicólogos profesionales son más útiles que las del sentido común.
Teorías de los tipos
Uno de los enfoques más antiguos para la comprensión de la personalidad es la noción de categorías o tipos fijos de gente. Galeno, un médico que vivió en la antigua Roma y estaba de acuerdo con la doctrina de Hipócrates de cuatro humores corporales (sangre, bilis amarilla, bilis negra y flema), sostenía que existen cuatro tipos de temperamento correspondientes. Se decía que el tipo sanguíneo, con un exceso de sangre, era vigoroso y atlético; el tipo colérico, con un exceso de bilis amarilla, se enfurecía con facilidad; el tipo melancólico, con un exceso de bilis negra,era por lo general depresivo o triste, y el tipo flemático, con un exceso de flema, se sentía crónicamente cansado o perezoso. Al igual que la frenología y otras nociones pseudocientíficas, la teoría humoral en la actualidad es sólo de interés histórico (pero vea la figura 14.3). Las teorías de los tipos corporales de Ernest Kretschmer, Cesare Lombroso y William Seldon, se basan con algo más de seguridad en datos observacionales, pero siguen siendo muy tentativas y generalizadas en exceso.
La idea de que la personalidad se asocia con el físico ha intrigado a muchos filósofos y poetas. Shakespeare lo declaró en muchas de sus obras. Por ejemplo, en el Acto I, Escena II deJulio César, César dice:
Permítanme que me rodee de hombres robustos.
Hombres de ceño liso, y sin preocupaciones.
Yond Cassius tiene una apariencia magra y hambrienta;
Piensa demasiado; los hombres así son peligrosos.
Las descripciones del científico Ernst Kretschmer (1925) son menos poéticas, pero quizá más sistemáticas que los escritos de autores famosos. Kretschmer concluyó que tanto la constitución alta y delgada (asténica) como la constitución corporal musculosa (atlética) se asocian con tendencias al alejamiento (personalidad esquizoide). Por otro lado, se dice que una constitución corporal baja y robusta (pícnica) se asocia con inestabilidad emocional (personalidad cicloide). Sheldon, Stevens y Tucker (1940) propusieron una tipología relacionada. Su sistema somatotipo de tres componentes clasificó los físicos humanos de acuerdo con el grado de obesidad (endomorfia), musculosidad (mesomorfia) y delgadez (ectomorfia) (figura 14.2). Se supone que las estructuras corporales que representan los extremos de esos tres componentes están relacionadas con los siguientes tipos de temperamento: endomorfia con viscerotonía (sociable,alegre, ama la comida); la mesomorfia con la somatotonía (atlético, agresivo), y la ectomorfia con la cerebrotonía (introvertido, estudioso).
FIGURA 14.2 Somatotipos de Sheldon
Las teorías de la constitución corporal son fascinantes, pero su validez científica es cuestionable. Existen muchas excepciones a las relaciones hipotetizadas entre el físico y el temperamento, y se han propuesto interpretaciones diferentes para esas relaciones. Además, los psicólogos contemporáneos objetan las tipologías porque colocan a las personas en categorías y les asignan etiquetas. La etiquetación no sólo enfatiza en exceso la causación interna de la conducta, sino que puede actuar como profecía que se cumple por sí misma en la cual la gente se convierte en lo que dice la etiqueta. De este modo, un individuo al que se etiqueta como introvertido puede ser abandonado por posibles amigos, ocasionando que se vuelva más aislado. De manera similar, un extrovertido puede volverse más comunicativo y sociable porque otra gente espera que se comporte de esa forma.
Teorías de los rasgos
Los rasgos de personalidad son menos generales que los tipos de personalidad. Gordon Allport, uno de los primeros teóricos de la personalidad, empezó su investigación sobre los rasgos al elaborar una lista de 17,953 palabras que en inglés se refieren a características de la personalidad, y al reducirla luego a una lista más pequeña de nombres de rasgos (Allport y Odbert, 1936). Allport definió el término rasgo como una “estructura neuropsíquica que tiene la capacidad de traducir muchos estímulos funcionalmente equivalentes, y de iniciar y guiar formas equivalentes(significativamente consistentes) de conducta adaptativa y expresiva” (Allport, 1961, p. 347). Para Allport, la personalidad consistía en la organización dinámica de esos rasgos que determinan el ajuste único de una persona al ambiente.
Otro teórico de los rasgos, R. B. Cattell, clasificó los rasgos en cuatro formas: comunes contra únicos, superficiales contra fuente, constitucionales contra moldeados por el ambiente, y dinámicos contra habilidad contra temperamento. Los rasgos comunes son características de toda la gente, mientras que los únicos son peculiares al individuo. Los rasgos superficiales de una persona pueden observarse con facilidad por su conducta, pero sus rasgos fuente sólo pueden ser descubiertos mediante procedimientos estadísticos de análisis factorial (vea el apéndice A). Los rasgos constitucionales dependen de la herencia, y los moldeados por el ambiente dependen del entorno. Por último, los rasgos dinámicos motivan a la persona hacia una meta, los rasgos de habilidad determinan la capacidad para alcanzar la meta, y los rasgos de temperamento atañen a los aspectos emocionales de la actividad dirigida hacia una meta. La teoría de los rasgos de Cattell, la cual es mucho más compleja de lo que sugiere esta breve descripción, ha servido como marco de trabajo para varios inventarios de personalidad, uno de los cuales es el Cuestionario de 16 Factores de la Personalidad.
Muchos otros psicólogos, incluyendo a Henry Murray, J. P. Guilford y Hans Eysenck, elaboraron teorías y realizaron investigación sobre los rasgos de personalidad. Los métodos delanálisis factorial han sido aplicados a buena parte de esta investigación, arrojando una variedad de dimensiones de personalidad. Las dos dimensiones básicas del sistema de Eysenck, introversión-extroversión y estabilidad-inestabilidad se ilustran en la figura 14.3. Las posiciones de las 32 variables de personalidad en los ejes vertical y horizontal de esta figura indican la dirección y magnitud de esas características en las dos dimensiones.
FIGURA 14.3 Dimensiones de la personalidad, Eysenck
Teoría psicoanalítica
Sigmund Freud y otros psicoanalistas veían a la personalidad humana como una especie de campo de batalla donde tres combatientes, el ello, el yo y el superyó, contienden por la supremacía. El ello, una reserva de pulsiones instintivas de sexo y agresión, albergado en la parte inconsciente dela mente, actúa de acuerdo con el principio del placer. Entra en conflicto con el superyó (la conciencia), que actúa de acuerdo con el principio moral. El ello es innato, pero el superyó se desarrolla a partir de la interiorización de las prohibiciones y sanciones establecidas por los padres sobre la conducta del niño. Mientras tanto, el yo, que funciona de acuerdo con el principio de la realidad,actúa como mediador entre las presiones implacables del ello y el superyó por el control. El ello dice “¡Ahora!”, el superyó dice “¡Nunca!”, y el yo dice “¡Más tarde!” a los deseos básicos del individuo. Los impulsos y el conflicto del ello con el superyó y el yo tienen lugar a menudo en la mente inconsciente, pero se expresan en pensamientos y conductas disfrazadas de varias formas.
Freud también creía que la personalidad humana se desarrolla a través de una serie de etapas psicosexuales. Durante cada etapa, una región diferente del cuerpo (zona erógena) es el centro de estimulación y gratificación sexual, y en esa etapa predominan los conflictos que corresponden a la región corporal particular. La etapa oral ocurre desde el nacimiento hasta el año y medio de edad; en esta etapa el placer se deriva sobre todo de la estimulación de la boca y los labios, como al succionar, morder y tragar. Durante la etapa anal, desde alrededor del año y medio hasta los tres años, el interés y el conflicto se centran en la retención y expulsión de las heces. El negativismo, manifestado por el desafío a las órdenes de los padres y asociado con frecuencia al entrenamiento de control de esfínteres, es más pronunciado durante la etapa anal. En este orden sigue la etapa fálica, de los tres a los seis años, cuando la región corporal de mayor interés es el área genital. Durante esta etapa - cuando se enfatiza el frotarse, tocarse y exhibirse - se desarrolla el complejo de Edipo. El complejo de Edipo, considerado por Freud como un fenómeno universal, consta de un compuesto de sentimientos sexuales hacia la madre y disgusto por el padre en niños varones de tres a seis años de edad. La situación comparable en las niñas, disgusto por la madre y amor por el padre, se conoce como complejo de Electra.
Freud sostenía que para que un niño prosiga el desarrollo psicosexual después de la etapa fálica al periodo de latencia de relativa inactividad sexual durante la niñez media, el complejo de Edipo debe ser resuelto o reprimido. En la mayoría de los casos es resuelto cuando el niño aprende a identificarse con el padre, es decir, a tratar de actuar como él. Al inicio de la puberta del niño que ha pasado con éxito por las etapas psicosexuales previas entra en la etapa genital. El interés por el sexo opuesto se vuelve dominante y, por lo general, culmina en el apareamiento heterosexual.
Freud fue uno de los primeros teóricos de la personalidad en reconocer que “el niño es el padre del hombre”, que la privación y el conflicto en la niñez pueden tener efectos persistentes en la personalidad. Su teoría de las etapas psicosexuales sostiene que la frustración y el conflicto en una etapa particular afectan la estructura del carácter adulto ocasionando fijación (fracaso para progresar psicosexualmente más allá de una etapa particular) o regresión (regreso parcial o completo a un patrón de conducta típico de una etapa anterior del desarrollo). Por ejemplo, se dice que una persona que queda fijada en la etapa oral se caracteriza por la dependencia excesiva, la gula y la pasividad; una persona que está fijada en la etapa anal es excesivamente ordenada, obstinada y avara.
La teoría de Freud sobre la personalidad se basó casi por completo en observaciones clínicas no controladas de alrededor de 100 pacientes, y muchos rasgos de la teoría no han sido confirmados por la investigación. Ciertas suposiciones, por ejemplo, que el complejo de Edipo es universal y que existe un periodo de latencia en el desarrollo psicosexual, son incorrectas casi con certeza. De cualquier manera, sin duda Freud y sus seguidores estuvieron en lo correcto al enfatizar la existencia de la sexualidad infantil y su importancia para el desarrollo de la personalidad, el papel importante desempeñado por la motivación inconsciente en el moldeamiento de la personalidad y la conducta, y las funciones de los mecanismos de defensa al ayudar al individuo a afrontar la ansiedad producida por el conflicto intrapsíquico. Sin embargo, la idea de que los niños pasan de manera invariable por la secuencia de etapas psicosexuales bosquejadas arriba, y que la personalidad del adulto es moldeada por los conflictos sexuales de la niñez, es debatible y fue modificada por los psicoanalistas posteriores. En comparación con Freud, la teoría psicoanalítica moderna pone más énfasis en el aprendizaje social y la cultura que en los instintos biológicos como determinantes de la personalidad.
Teorías fenomenológicas
Producto de una tradición filosófica que enfatiza el análisis de la experiencia inmediata, personal y subjetiva, los teóricos fenomenológicos (humanistas o “del yo”) sostienen que los teóricos de los rasgos y otros que intentan dividir la personalidad en un conjunto de componentes come-ten una injusticia con su organización integrada y dinámica. En consecuencia, los teóricos fenomenológicos han sido críticos de los enfoques psicoanalítico, de rasgos y factores, y conductual para la comprensión de la personalidad. En contraste con el psicoanálisis tradicional, que enfatiza la importancia fundamental de los impulsos sexual y agresivo, el inconsciente y las etapas psicosexuales del desarrollo, los teóricos fenomenológicos subrayan las percepciones, los significados, los sentimientos y el yo. Ellos consideran que la gente responde al mundo en términos de sus percepciones únicas y privadas del mismo. Esas percepciones están determinadas por experiencias y los significados atribuidos a esas experiencias en un esfuerzo por realizar de manera plena el propio potencial. La parte del ambiente que se percibe y tiene significado para el individuo se conoce como campo fenomenal, una parte del cual (el yo) está relacionado con el individuo de una manera personal. Por último, la totalidad de las buenas y malas evaluaciones dadas por una persona al yo se conocen como autoconcepto.
De acuerdo con Abraham Maslow, Carl Rogers y otros teóricos fenomenológicos, todos pasamos por un proceso en el que nos esforzamos por alcanzar una congruencia o armonía entre el yo verdadero y el ideal, o autorrealización. La dirección básica de la existencia es hacia la autorrealización y las relaciones placenteras con los demás, pero este esfuerzo puede ser inhibido de varias maneras. Carl Rogers señalaba que la mayoría de las personas no están abiertas o dispuestas a aceptar toda la gama de sus experiencias. En el proceso de crecimiento aprenden que son objeto de consideración positiva condicional, en la cual su conducta es considerada aceptable por los padres y otras personas significativas sólo si se ajusta a los estándares aceptados (condiciones de valor). En consecuencia, el niño, que a la postre se convierte en adulto,aprende a reconocer y aceptar sólo una parte de sus experiencias. El resultado es un individuo que funciona de manera incompleta, y no puede funcionar de manera plena hasta que otras personas lo traten con consideración positiva incondicional. Esto es, cuando el individuo es aceptado independientemente de lo que hace.
Los clínicos que apoyan la teoría fenomenológica tienden a preferir los estudios de caso y las entrevistas no estructuradas en lugar de pruebas y procedimientos psicológicos objetivos. Carl Rogers no creía demasiado en el valor de los instrumentos de evaluación de la personalidad, y la teoría fenomenológica, o del yo, no ha sido tan influyente como las teorías de rasgos y factores y la psicoanalítica en el desarrollo de tales instrumentos. Aún así, muchos instrumentos y procedimientos para evaluar los sentimientos y actitudes hacia el yo se han basado en un concepto fenomenológico de la personalidad. Algunos ejemplos son las clasificaciones Q (Stephenson, 1953) y los inventarios como la Escala de Autoconcepto de Tennessee, la Escala de Autoconcepto para Niños de Piers-Harris y los Inventarios de Autoestima de Coopersmith.
Teoría del aprendizaje social
Muchos otros conceptos teóricos han influido en el desarrollo de los instrumentos de evaluación de la personalidad. Entre éstos se encuentra la teoría de George Kelly (1955) sobre los constructos personales y el enfoque cognitivo-conductual de los teóricos del aprendizaje social como Julian Rotter, Albert Bandura y Walter Mischel.
La teoría de Rotter. La primera teoría del aprendizaje social expuesta como tal fue la de Julian Rotter (1954), quien intentó integrar la posición conductista tradicional sobre el papel del reforzamiento en el aprendizaje con las conceptualizaciones cognoscitivas de Kurt Lewin y otros teóricos del campo. Rotter no fue el primero en advertir que la mayor parte de la conducta humana se aprende en un contexto social, pero hizo un esfuerzo más consciente que sus predecesores por desarrollar una teoría sistemática sobre la forma en que se lleva a cabo este proceso. Rotter distinguió entre reforzamientos y cogniciones: los reforzamientos producen movimiento hacia o lejos de una meta, mientras que las cogniciones son estados internos como las expectativas y el valor del reforzamiento. El término expectativa se refiere a una estimación que hace la persona de la probabilidad subjetiva de que una conducta específica realizada en cierta situación conducirá al reforzamiento. Dos expectativas generalizadas medidas e investigadas por Rottery otros son el locus de control y la confianza interpersonal. El locus de control se refiere a la dirección típica a partir de la cual la gente percibe que es controlada (interna, o del interior de uno mismo, contra externa, o por otra gente). La confianza interpersonal atañe al grado en que una persona cree que otra gente dice la verdad.
De acuerdo con Rotter, el reforzamiento es importante para el desempeño, pero no todos los reforzamientos son valorados igualmente por el individuo. Aun cuando las probabilidades de ocurrencia de diferentes reforzamientos sean iguales, ciertos objetos o acciones tendrán mayor valor de reforzamiento que otros. Tanto el valor del reforzamiento como las expectativas son afectados por la relevancia psicológica o significado de la situación para el individuo, y deben ser entendidos para poder predecir cómo se comportará la persona en dicha situación.
Teoría del aprendizaje por observación de Bandura. La teoría del aprendizaje social de Al-bert Bandura (1977) es más importante para el desarrollo de las técnicas destinadas a la modificación de la conducta inadaptada que para influir en el diseño de instrumentos de evaluación dela personalidad. Al conceptualizar el funcionamiento psicológico como interacciones recíprocas de variables conductuales, variables de la persona (cogniciones y otros estados internos) y va-riables ambientales, Bandura enfatiza que un ser humano no es un autómata pasivo (“push button”) que sólo actúa cuando se actúa sobre él. Las personas influyen y son influidas por el ambiente social, en el cual tiene lugar el aprendizaje por medio de la observación, la imitación y el modelado. A diferencia de conductistas más tradicionales, como Clark Hull y B. F. Skinner, Bandura sostuvo que buena parte del aprendizaje tiene lugar sin reforzamiento, en ausencia de recompensas y castigos, pero que el reforzamiento es importante para determinar cuándo ocurre la conducta aprendida. De particular relevancia en el proceso de aprendizaje es el modelado de la conducta de otros. La efectividad del modelado depende de las características personales del modelo y del nivel de motivación del aprendiz. De acuerdo con Bandura, la agresión, los temores, las conductas de tipo sexual y muchas otras reacciones emocionales y de estilo se aprenden mediante la observación y el modelado.
Bandura también enfatizó el hecho de que el aprendizaje y la conducta son mediados por las percepciones y las cogniciones: la gente usa representaciones simbólicas, internas, de su ambiente, y estas representaciones median los cambios en la conducta. Al visualizar las consecuencias de sus acciones la gente aprende a regular su conducta.
Aproximaciones empíricas a la evaluación de la personalidad
En lugar de haber sido diseñados de acuerdo con una teoría formal de la personalidad, muchos instrumentos de evaluación de la personalidad han sido elaborados sobre una base puramente empírica. Por ejemplo, los reactivos de las diversas escalas del Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota (MMPI) se seleccionaron de acuerdo con su capacidad para distinguir entre dos grupos contrastantes de personas (normales y grupos de pacientes psiquiátricos seleccionados).En este procedimiento empírico no se involucró ninguna teoría específica de la personalidad; los reactivos del MMPI simplemente fueron validados contra el criterio específico de los diagnósticos psiquiátricos en varias muestras de pacientes mentales.
En el contexto de las investigaciones sobre la personalidad y los trastornos de conducta se han desarrollado muchos instrumentos de evaluación. Esos esfuerzos, aunque no carecen por completo de fundamentos teóricos, no han estado restringidos a una sola posición teórica. Algunos ejemplos de tales enfoques son los programas de investigación de los personólogos de Harvard y de los psicólogos del Instituto para la Evaluación e Investigación de la Personalidad en la Universidad de California en Berkeley.
USOS Y ABUSOS DE LA EVALUACIÓN DE LA PERSONALIDAD
Procedimientos e instrumentos de evaluación de la personalidad se utilizan en escuelas, clínicas,hospitales, prisiones y otros escenarios donde los resultados contribuyen a tomar decisiones acerca de la gente. Idealmente, los resultados se tratan de manera cuidadosa y con plena conciencia de las limitaciones de las evaluaciones y de las necesidades y los derechos de los examinados. Por desgracia, la ética de los evaluadores de la personalidad no siempre es como debería ser.
Problemas éticos
Entre los métodos usados en la evaluación de la personalidad se encuentran las observaciones,las entrevistas, las escalas de calificación, las listas de verificación, los inventarios y las técnicas proyectivas. En ocasiones esos métodos han sido mal aplicados por personas no capacitadas o sin ética, lo que resulta en una marca negra para las pruebas psicológicas como un todo. No es difícil que una persona, habiendo leído un poco sobre psicología, obtenga unos cuantos instrumentos de lápiz y papel y pretenda ser un analista de la personalidad. Al igual que los adivinos y otros charlatanes, estos supuestos diagnosticadores de la personalidad manejan generalidades, trivialidades y otras afirmaciones que parecen específicas para un individuo, pero que en realidad se aplican a la mayoría de la gente. Para demostrar este “efecto Barnum”, considere el siguiente “perfil de personalidad”:
Tiene una fuerte necesidad de agradar a otra gente y que ésta lo admire. Tiene la tendencia a ser crítico consigo mismo. Tiene una gran capacidad que no ha utilizado y que no ha aprovechado. Aunque tiene algunas debilidades de personalidad, por lo general puede compensarlas. Su ajuste sexual le ha causado algunos problemas. Aunque disciplinado y controlado en su exterior, en su interior tiende a preocuparse y a ser inseguro. En ocasiones tiene serias dudas respecto a si ha tomado la decisión correcta o si ha hecho lo adecuado. Prefiere cierta cantidad de cambio y variedad y se siente insatisfecho cuando se enfrenta a restricciones y limitaciones. Se enorgullece de ser un pensador independiente y no acepta las opiniones de otros sin prueba satisfactoria. Se ha percatado de que es poco prudente ser demasiado franco al revelarse ante los demás. En ocasiones es extrovertido, afable y sociable, mientras que otras veces es introvertido, cauteloso y reservado. Algunas de sus aspiraciones tienden a ser muy poco realistas (Forer, 1949).
¿Es ésta una buena descripción de su personalidad? 37 estudiantes en un grupo de 50 a quienes presenté el párrafo anterior lo calificaron como una descripción buena o excelente de su personalidad.
Se necesita mucho entrenamiento y experiencia para convertirse en un buen observador e intérprete de la personalidad humana. Los maestros, gerentes de personal y otras personas que no son psicólogos, a menudo pueden aplicar escalas de calificación y listas de verificación de una manera sensible, pero la aplicación e interpretación de inventarios de personalidad y técnicas proyectivas están restringidas a los psicólogos y otros profesionales con formación comparable. Incluso entonces es cuestionable la utilización de muchos inventarios de personalidad y técnicas proyectivas con propósitos que no sean de investigación. Muy a menudo, las pruebas de personalidad se concentran más en los síntomas de desadaptación y enfermedad mental que en los de adaptación y salud mental. Debido a que esos temas son muy personales y deben manejarse con cuidado, es necesario ser cauteloso al aplicar e interpretar los resultados de cualquier instrumento de evaluación de la personalidad. Se debe respetar tanto el derecho del examinado a la privacidad como su preocupación natural por su estabilidad emocional y salud mental.
Además de la cuestión de la privacidad y otros temas morales, la confiabilidad y validez de los instrumentos de evaluación de la personalidad plantean problemas. Responder a los materiales de prueba dando las respuestas que son socialmente más deseables o dejando que las respuestas sean determinadas por cualquier papel que se sienta necesario asumir en la situación específica de prueba son tipos de grupos de respuesta que pueden invalidar los resultados de una evaluación de la personalidad. El uso de medidas más discretas que resulten menos susceptibles a la simulación o en las cuales no interfiera indebidamente el procedimiento con la obtención de resultados válidos puede ser una solución para los grupos de respuesta, pero al mismo tiempo introduce los problemas de cuantificación e interpretación de los resultados.
Interpretación de los datos de la evaluación
Aun cuando se utilicen medidas de personalidad elaboradas y validadas con cuidado, es una regla fundamental que las interpretaciones resultantes deben verse como hipótesis a ser confirmadas o refutadas por información subsecuente. Los resultados de una evaluación de la personalidad no son exactos ni finales, y pueden verse de maneras diferentes por distintos examinadores. Esto se vuelve embarazosamente obvio cuando diferentes psicólogos o psiquiatras, que actúan como testigos expertos en un caso legal, difieren de manera radical en sus interpretaciones acerca de los mismos resultados de una evaluación. Dada la naturaleza subjetiva de la mayoría de las evaluaciones psicológicas, tales vergüenzas pueden ser inevitables cuando dos partes en una disputa legal tienen objetivos diferentes.
Pueden hacerse varias recomendaciones adicionales que conciernen a la obtención e interpretación de datos de evaluación de la personalidad (adaptados de Sundberg, 1977):
1. Estudie la situación general de la vida y los problemas del examinado, y luego obtenga más detalles en áreas de relevancia particular para la evaluación.
2. Sea sensible a los antecedentes socioculturales y étnicos del examinado, así como a su edad y sexo si es relevante.
3. Siempre que sea posible utilice las técnicas y los datos más objetivos, en lugar de los subjetivos.
4. Obtenga el tipo correcto de información, no sólo más información, acerca de la situación específica y los propósitos de la evaluación.
5. Evite formular demasiada especulación al interpretar los resultados y predecir la conducta; tenga especial cuidado al hacer predicciones concernientes a comportamientos con baja probabilidad de ocurrencia.
6. De ser posible, verifique sus hallazgos e interpretaciones con los de otros asesores psicológicos, y lleve un registro de sus acuerdos y desacuerdos, éxitos y fracasos.
7. Comunique los resultados por escrito en un estilo que pueda ser entendido por la gente a quien se dirige el informe.
Informe de los resultados de la evaluación
Cualesquiera que sean las razones para realizar un examen psicológico, por lo regular se requiere algún tipo de informe escrito de los resultados. La reseña y longitud del informe de un caso clínico de estudio varían de acuerdo con los propósitos del estudio y los lectores a quienes se dirige el informe, pero la forma 14.1 proporciona detalles acerca de los tipos de información incluidos en dicho informe.
FORMA 14.1 Formato de un informe de evaluación psicológica
Al preparar el informe formal de un examen psicológico, quien lo escribe debe tener claras las preguntas de canalización o las quejas principales (por qué fue canalizada la persona a evaluación psicológica o por qué la buscó) y cómo responden a esas preguntas o dan solución a esos problemas los resultados de la evaluación. También debe considerarse proporcionar información sobre la condición mental presente y la estabilidad emocional, así como los probables resultados (pronóstico) de la condición del paciente. Las características del examinado y sus interrelaciones deben describirse de manera tan completa y específica como sea posible, evitan-do generalizaciones vagas, estereotipos y banalidades. También es útil para la persona que hace el informe tener una teoría de la personalidad, o al menos un marco de referencia psicológico,sobre la que pueda basar su interpretación de los resultados. Por último, el informe debe escribirse en un estilo conciso y claro que sea comprensible para el lector. Un informe psicológico es de poco valor si no lo entienden o lo leen quienes están en posición de usar la información para tomar decisiones que atañen a la vida y el bienestar del examinado.
EVALUACIÓN CLÍNICA
Aunque por lo general los psicólogos clínicos dedican más tiempo a actividades de tratamiento,consulta, investigación, enseñanza y otras similares que a la evaluación psicológica, muchos clínicos encuentran útiles pruebas objetivas como el MMPI y técnicas proyectivas como el Rorschach para elaborar el psicodiagnóstico y la planeación del tratamiento. La evaluación clínica con propósitos de identificación y diagnóstico de trastornos de la conducta y cognoscitivos, y para la planeación de tratamientos u otros procedimientos de intervención, tiene lugar en una variedad de escenarios. Éstos incluyen oficinas privadas, clínicas de salud mental, hospitales mentales, centros médicos de la Administración de Veteranos en Estados Unidos, escuelas, instituciones de custodia y escenarios forenses. Los psicólogos clínicos son llamados para realizar evaluaciones psicológicas en: escenarios de salud mental con propósitos de diagnóstico, tratamiento y ubicación residencial; escenarios médicos como auxiliares en la evaluación de los aspectos psicológicos de la enfermedad; escenarios de tratamiento como auxiliares en la planeación y evaluación de la efectividad de la psicoterapia y la quimioterapia; ambientes educativos como un apoyo en la formulación de medidas apropiadas de remedio; entornos legales para ayudar a las autoridades en audiencias sobre demencia, decisiones de custodia y planeación de medidas de rehabilitación, y en varios escenarios para realizar evaluaciones requeridas por la ley, como en los casos que involucran compensación estatal o federal.
Una vez reconocida la necesidad de evaluación clínica, pueden establecerse las metas y tomarse decisiones concernientes a los tipos de datos que se necesitan para alcanzarlas. Las metas generales de la evaluación clínica son proporcionar una descripción precisa de la problemática del paciente (cliente), determinar qué factores interpersonales y ambientales la precipitaron y están manteniendo, y efectuar predicciones acerca de los resultados con y sin intervención. La obtención del tipo de información requerida en escenarios clínicos a menudo demanda un estudio de caso minucioso.
Examen del estado mental y estudio de caso clínico
A los psicólogos clínicos se les pide con frecuencia que realicen un examen del estado mental para obtener información pormenorizada acerca del estado emocional de una persona (afecto y estado de ánimo), de su funcionamiento intelectual y perceptual (atención, concentración, memoria, inteligencia y juicio), del estilo y contenido de sus procesos de pensamiento y habla, del nivel de introspección sobre su estado mental y sus problemas de personalidad y actividad psicomotriz, así como de la apariencia general de la persona, su actitud e introspección acerca de su condición. No toda esta información se obtiene de pruebas psicológicas. También se requieren observaciones cuidadosas y entrevistas detalladas de la persona y de quienes la conocen bien.Al conducir un estudio minucioso de caso, el cliente y otras personas significativas proporcionan información sobre los antecedentes y el carácter, y se recaban datos de seguimiento a lo largo de cierto periodo. Puede solicitarse información sobre la familia, la cultura, el historial médico, educativo y del desarrollo, la posición económica, los antecedentes legales y las actividades y pensamientos de la persona. Luego de obtener e integrar los datos de la evaluación, se prepara un informe que resume los hallazgos y describe las fortalezas y debilidades de la persona. En el informe pueden anotarse las recomendaciones pertinentes para efectuar intervenciones clínicas,educativas o vocacionales.
Cuando se conduce un estudio de caso para determinar la causa o las causas de un problema psicológico específico, pueden formularse hipótesis o conclusiones concernientes a la causación, y emitirse recomendaciones específicas que atañen al tratamiento (psicoterapia, medicamentos u otro tratamiento médico, educación especial, etc.). Después de un intervalo a propiadodebe hacerse una evaluación de seguimiento para conocer la efectividad del programa de trata-miento prescrito.
A pesar de que arroja información potencialmente útil para formular una imagen global, y de que proporciona una comprensión profunda del individuo, un estudio de caso clínico tiene varias debilidades notables. Éstas incluyen la naturaleza introspectiva de los datos (la memoria rara vez es precisa), el hecho de que el conductor del estudio con frecuencia muestra sesgos al seleccionar y evaluar ciertos tipos de datos o mediciones, y la generalización limitada de los hallazgos entre situaciones o circunstancias encontradas por la persona. El empleo de una variedad de evaluaciones en una muestra sistemática de situaciones y estar consciente de la probabilidad de sesgo en la selección y evaluación puede ayudar a reducir, si no es que a eliminar, las malas interpretaciones y las generalizaciones excesivas.
Psicodiagnóstico
El psicodiagnóstico es un proceso mediante el cual se examina a una persona desde un punto de vista psicológico para determinar la naturaleza y el grado de un trastorno mental o conductual. En el modelo médico tradicional de los trastornos mentales, la persona que hace el psicodiagnóstico observa, entrevista y prueba al paciente para determinar la presencia o ausencia de ciertos síntomas psicológicos (y físicos). Quien hace el diagnóstico compara luego los síntomas del paciente con descripciones estándar de la conducta anormal para determinar a qué categoría de trastornos se ajusta mejor el paciente. El resultado final de este proceso es la asignación de una clasificación psiquiátrica al paciente, según se especifica en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales-IV (DSM-IV) (American Psychiatric Association, 1994) o en la Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-10) (World Health Organization, 1992). Además de diagnosticar el trastorno, se hace un pronóstico o predicción del probable resultado.
La habilidad para emitir psicodiagnósticos precisos requiere de gran entrenamiento y experiencia, e incluso entonces puede ser considerable la probabilidad de cometer un error. Los clínicos cometen errores en el diagnóstico debido a la percepción selectiva, el recuerdo selectivo,experiencia insuficiente, seguimiento inadecuado y lógica deficiente.
Arkes (1994) describe una serie de errores cometidos en el psicodiagnóstico y otros juicios clínicos. Una fuente de error es el problema de la correlación ilusoria, que consiste en basar los juicios clínicos en el número de veces que cierto signo o indicador y un trastorno específico han ocurrido juntos, pero pasar por alto el hecho de que no han ocurrido juntos incluso con mayor frecuencia. Los encargados de elaborar los psicodiagnósticos cometen este error cuando advierten o recuerdan cualquier cosa que se ajuste a sus expectativas, pero ignoran u olvidan lo que sea contrario a dichas expectativas.
Una segunda fuente de error en los juicios clínicos puede ocurrir cuando se desconoce la tasa base, la proporción de personas en una población particular que posee una característica o condición específica. Debido a la operación del azar, es mucho más fácil identificar un signo diagnóstico particular o predecir cierto tipo de conducta cuando su tasa base es alta que cuando es baja. Por ejemplo, la tasa de suicidios en la población general es relativamente baja, perola tasa de conducta neurótica es bastante alta. En consecuencia, es más fácil predecir la conducta neurótica que el suicidio.
Una tercera fuente de error que le resta méritos a los juicios clínicos es el sesgo retrospectivo de creer que después de ocurrido un evento, alguien podría haberlo anticipado si se le hubiera pedido hacerlo. Un ejemplo de este error es concluir que un conocido que ha cometido un acto violento siempre fue abiertamente agresivo y perturbado.
Una cuarta fuente de error en el juicio clínico es la confianza excesiva en los juicios propios a pesar de evidencia que los contradiga. Por ejemplo, la simple formulación de una regla como “los psicóticos son pálidos” puede ser suficiente para convencer al clínico de que tal síntoma es válido.
Conferencia de caso
Un informe por escrito es sólo una forma en que los resultados de una evaluación psicométrica se comunican a quienes tienen el derecho legítimo de conocerlos. Las conferencias de casos clínicos o consultas en contextos de salud mental, y conferencias entre padres y maestro o padres y consejero en escenarios escolares, pueden ocurrir antes y después de una evaluación psicológica. Cuando se conduce una conferencia posterior a la prueba con una persona que desconoce la terminología psicológica, como un padre típico, el examinador debe describir, en un lenguaje apropiado para el escucha, los resultados de la prueba y las conclusiones que puedan derivarse razonablemente de ellos. En general, deben emplearse descripciones e interpretaciones cualitativas más que cuantitativas. También deben analizarse el propósito y la naturaleza de las pruebas, el motivo de su selección en particular, y las limitaciones de las pruebas y de sus resultados. Deben usarse declaraciones descriptivas, más que etiquetas, y rangos de calificación que consideren el error estándar de medición más que calificaciones específicas. La consulta incluye también un análisis de las opciones y decisiones de tratamiento, remedio, rehabilitación u otra intervención y el proporcionar información sobre las fuentes de canalización. Después de la consulta, el examinador debe enviar una copia del informe del examen a la fuente de canalización ya otras partes responsables que tengan necesidad y derecho a conocerlo.
OTRAS ÁREAS DE APLICACIÓN DE LA EVALUACIÓNDE LA PERSONALIDAD
Durante la década pasada se observó una mayor demanda de servicios psicológicos en otras tres áreas, siendo éstas el matrimonio y la familia, la salud y los asuntos legales. Dichos ámbitos han atraído la atención de los psicólogos investigadores y de otros profesionales interesados en desarrollar instrumentos psicométricos para investigación y aplicaciones en esas áreas. Muchos colegios y universidades ya han establecido incluso los programas de posgrado pertinentes, y la medición e investigación que les atañe son extensas.
Evaluación matrimonial y familiar
Varios instrumentos psicométricos han demostrado ser útiles en la identificación, el diagnóstico y el pronóstico concernientes a los problemas matrimoniales y familiares. Se dispone de listas de verificación, escalas de calificación, inventarios y otros instrumentos para el asesoramiento prematrimonial, la identificación de fuentes y posibles soluciones a desacuerdos y problemas familiares, y para ayudar a las víctimas del divorcio, padres e hijos, a recuperarse y seguir con sus vidas. A menudo se aplican inventarios y técnicas proyectivas tradicionales como el MMPI, el Cuestionario de 16 Factores de la Personalidad (16 FP), la prueba de manchas de tinta de Rors-chach y la Prueba de Apercepción Temática (TAT), para analizar problemas matrimoniales y familiares. También se dispone de listas de verificación (por ejemplo, la Lista de Verificación de Evaluación Conyugal), inventarios (por ejemplo, la Evaluación de la Actitud Matrimonial, el Inventario de Satisfacción Conyugal y la Medida de Evaluación Familiar) y técnicas proyectivas especiales (por ejemplo, el Test de Relaciones Familiares: Versión para Niños y el Test de Apercepción Familiar). Otro instrumento psicométrico útil, la Escala del Entorno Familiar (Consulting Psychologists Press), se diseñó para evaluar el clima social de los sistemas familiares y determinar cómo interactúan las características de la familia. Este cuestionario puede utilizarse para identificar fortalezas, problemas y otros aspectos importantes en el tratamiento de la familia. La información proporcionada por todos los instrumentos anteriores debe ser complementada con entrevistas y observaciones sensibles de las parejas y los miembros de la familia en interacciones sociales cara a cara.
Psicología de la salud.
La psicología de la salud ha sido definida como las “contribuciones educativas, científicas y profesionales de la disciplina de la psicología a la promoción y el mantenimiento de la salud,la prevención y el tratamiento de la enfermedad, y la identificación de los correlatos etiológicos y diagnósticos de la salud, la enfermedad y la disfunción relacionada” (Matarazzo, 1980,p. 815). El interés en el papel de las actitudes, la autoeficacia y otros factores psicológicos o variables de personalidad en la salud no se limita a los trastornos psicosomáticos, como las úlceras duodenales y las migrañas, sino que incluye los trastornos cardiovasculares, el cáncer y otras enfermedades que amenazan la vida. Los psicólogos son llamados no sólo para identificar factores psicológicos relacionados con varias condiciones médicas y para ayudar a diagnosticar trastornos específicos, sino también para auxiliar en la planeación de tratamientos o de otros procedimientos de intervención. El campo de la medicina del comportamiento, una subespecialidad de la psicología de la salud, ha hecho contribuciones significativas al tratamiento y manejo de pacientes con técnicas de modificación de conducta y otros procedimientos. El concepto de salud también ha alcanzado una connotación más amplia que la simple ausencia de enfermedad. Tal como es usada por los científicos sociales y conductuales, en particular, la salud se refiere ahora al bienestar positivo y a la obtención de una buena calidad de vida.
Se dispone de varios inventarios de personalidad relacionados con la salud para ayudar en la formulación de planes comprensivos de tratamiento para pacientes médicos adultos. Entre és-tos se encuentran el Inventario de Uso del Alcohol (NCS Assessments) para evaluar la naturaleza del patrón de uso de alcohol de un individuo, el Inventario de Trastornos Alimenticios-2(Psychological Assessment Resources) para evaluar rasgos conductuales asociados con la anorexia y la bulimia, y el Inventario de Salud Conductual de Millon (NCS Assessments) para ayudar en la formulación de planes comprensivos de tratamiento para pacientes médicos adultos. En los años recientes se ha incrementado considerablemente el número de listas de verificación, escalas de calificación y otros cuestionarios sobre asuntos relacionados con la salud de los que se dispone de manera comercial. Entre éstos se incluyen instrumentos diseñados para identificar problemas de salud en general y áreas de salud específicas, cuestionarios de opiniones y creencias que atañen a la salud, medidas del estrés y formas de afrontarlo, medidas de percepción y control del dolor, y medidas de ansiedad, depresión, abuso de sustancias, violencia y suicidiopotencial.
Las atribuciones, o explicaciones que la gente proporciona para las causas (internas o externas) de su conducta, están relacionadas con la eficacia y el control personales. Dos instrumentos diseñados para estudiar el papel de las atribuciones, y el concepto relacionado de locus de control, en la determinación de la conducta son la Prueba de Atribución de la Salud (de IPAT) y la Escala de Locus de Control de la Salud (Wallston y Wallston, 1981).
Otra variable que ha jugado un papel central en el campo de la psicología de la salud es el estrés. Entre los instrumentos comercialmente disponibles con la palabra estrés en el título están el Inventario del Estrés Cotidiano y el Índice de Estrés de los Padres (ambos de Psychological Assessment Resources). Otros instrumentos relacionados con el estrés son el Inventario de Recursos de Afrontamiento (Consulting Psychologists Press) y la Escala de confusión y exaltación (Mind Garden). Relacionado con la medición del estrés o con las reacciones al estrés está el campo de la toxicología del comportamiento, el cual se ocupa de la evaluación del desempeño bajo circunstancias ambientales adversas.
Psicología legal
La psicología legal se interesa en los aspectos psicológicos de la ley y en su cumplimiento. Los psicólogos que son empleados en contextos de cumplimiento de la ley, por lo regular son clínicos que poseen una amplia gama de habilidades y realizan gran variedad de tareas. Pueden usar pruebas, cuestionarios y procedimientos de entrevista para ayudar a seleccionar al personal que se encarga de hacer cumplir la ley. Pueden servir como expertos en relaciones humanas y formadores de equipos, conducir talleres y entrenar a oficiales de policía en técnicas de intervención en crisis como peleas domésticas y toma de rehenes. Pueden dar consejo o conducir psicoterapia de grupo e individual con los oficiales y sus familias. También pueden contribuir a la evaluación del desarrollo de programas en contextos de cumplimiento de la ley y realizar investigación sobre el entrenamiento y tratamiento del personal encargado del cumplimiento de la ley.
Una rama de la psicología legal, conocida como psicología forense, se interesa sobre to-do en la evaluación de acusados en juicios legales para determinar si son competentes para enfrentar un juicio, si son peligrosos y/o si es probable que sean reincidentes. En los juicios legales tanto el acusador como la defensa pueden pedir a los psicólogos que examinen al demandante en búsqueda de signos de trastorno mental, conducta peligrosa o violenta, incompetencia para enfrentar el juicio o manejar sus propios asuntos, incapacidad para servir como padre adecuado en una audiencia de custodia infantil o para muchos otros propósitos.
No sólo el acusado sino también otras personas (testigos y otros) asociadas con una disputa legal pueden requerir un examen psicológico. Puede pedirse la opinión de los psicólogos concerniente a un delincuente desconocido o arrestado, si un niño estará mejor si se le coloca con uno de los padres o con otra persona, e incluso cómo es probable que voten los jurados potenciales en un juicio específico. Por ejemplo, puede pedirse a un experto en análisis de la personalidad que colabore en el proceso de selección de jurados en juicios penales o civiles.
Competencia y demencia. En los años recientes se han buscado cada vez con más frecuencia las opiniones y recomendaciones de los psicólogos en asuntos que tienen que ver con el tema de la competencia (competencia para enfrentar un juicio, compromiso civil, comprensión de los derechos Miranda y temas relacionados). La competencia para enfrentar un juicio tiene que ver con si un acusado entiende los cargos en su contra y si puede ayudar en su propia defensa. Como afirmó la Suprema Corte de Estados Unidos en el caso Dusky contra Estados Unidos (1960), el acusado debe poseer “la capacidad suficiente para consultar con sus abogados con un grado razona-ble de comprensión racional... [y] de los hechos de los procedimientos en su contra”. Esto significa que por lo general, pero no siempre, las personas que son retrasadas mentales, psicóticas oque sufren de algún trastorno neurológico debilitante, son consideradas incompetentes para enfrentar un juicio. Sin embargo, la incompetencia no es sinónimo de demencia. Mientras que la demencia legal atañe al estado mental del acusado en el momento que se cometió el delito, la condición de incompetencia es continua. Una persona puede ser encontrada “competente para ser sometida a juicio”, pero puede ser declarada “no responsable por razones de demencia”.
La Regla M’Naughten, la decisión Durham y el Código Penal Modelo han influido en las pruebas legales de demencia en Estados Unidos. Aunque los alegatos de demencia son admitidos en la mayoría de las entidades federativas de Estados Unidos, algunas los han abolido por completo. El estándar de demencia legal aplicado con mayor frecuencia por el sistema legal en Estados Unidos es el Código Penal Modelo propuesto por el Instituto Legal de Estados Unidos(ALI) y adoptado en 1972. La definición del ALI afirma:
Una persona no es responsable de la conducta criminal, es decir, es demente, si en el momento de dicha conducta, como resultado de enfermedad o defecto mental, carece de capacidad sustancial para apreciar la criminalidad (ilegalidad) de su conducta o para ajustar su conducta al requerimiento de la ley (American Law Institute, 1956).
Entre los procedimientos y herramientas utilizados por los psicólogos para evaluar la competencia se encuentran guías de entrevista e instrumentos de detección de competencia como la Entrevista de Observación de Georgetown de la Competencia para Enfrentar un Juicio (Bukatman, Foy y De Grazia, 1971), la Prueba de Observación de Competencia (Lipsitt, Lelosy McGarry, 1971), el Instrumento de Evaluación de la Competencia (McGarry et al., 1973) y la Prueba de Competencia de la Corte de Georgia (Wildman et al., 1980). Las Escalas Rogers de Evaluación de la Responsabilidad Criminal (Psychological Assessment Resources) pueden aplicarse para determinar la responsabilidad criminal de acuerdo con el grado de deterioro psicológico que es significativo para declarar la demencia bajo el estándar del ALI. Las cinco escalas de este instrumento evalúan la confiabilidad del paciente, su organicidad, psicopatología, con-trol cognoscitivo y control conductual en el momento que se supone el paciente cometió el delito.También pueden aplicarse pruebas neuropsicológicas a los acusados en alegatos por demencia.
Dos de las pruebas aplicadas de manera más común en los contextos forenses son el MM-PI y el Rorschach (vea los capítulos 17 y 18). Además de sus muchas otras aplicaciones en jurisprudencia, el MMPI puede contribuir a la identificación de la posición defensiva (poca disposición a decir la verdad) y proporcionar información concerniente a asuntos adicionales de la conducta personal que son de interés para los juicios legales. El Rorschach es otro intrumento valioso en los escenarios legales, pero ni éste ni el MMPI permiten respuestas y opiniones no calificadas concernientes a los asuntos legales.
Sexo y violencia. En lo que respecta a delitos sexuales, el Cuestionario Clarke sobre Antecedentes Sexuales para Varones (Langevin, 1983), diseñado para evaluar el tipo y la fuerza de la conducta sexual anómala, puede ser de ayuda para los psicólogos forenses.
Aunque no se ha desarrollado una prueba que por sí misma pueda predecir la conducta violenta, el MMPI puede contribuir a pronosticar un comportamiento peligroso o violento. También es útil la Lista de Verificación de Psicopatía de Hare, revisada (R. D. Hare; Psychological Assessment Resources), la cual es de gran aplicación. Una serie de indicadores conductuales, como una historia reciente de violencia, abuso de sustancias, ruptura de un matrimonio o una relación amorosa, disciplina o terminación en el trabajo y acceso a armas de fuego, también pueden contribuir a la predicción de la conducta violenta (Hall, 1987). Puede utilizarse una combinación de la historia personal y datos de pruebas para hacer una estimación de la probabilidad de ocurrencia de un comportamiento violento. La determinación del potencial para la conducta violenta es importante no sólo en las audiencias de libertad condicional y otros asuntos concernientes a los delincuentes convictos, sino también en la selección y promoción de oficiales de policía y otros guardianes de la paz.
La violencia puede ser expresada hacia adultos o niños, pero en años recientes el sistema legal y la sociedad como un todo se han sensibilizado a los alegatos de abuso físico contra los niños. En estos casos las observaciones, entrevistas, pruebas de dibujo de figuras y juego con muñecos pueden contribuir a la determinación o predicción de abuso físico o sexual de los niños.
Custodia de los hijos. Las evaluaciones para otorgar la custodia de los hijos pueden implicar entrevistas con los padres que se concentren en las prácticas de crianza infantil, además de la aplicación de pruebas de inteligencia y personalidad. Las mediciones del conocimiento y de las actitudes de los padres concernientes a las prácticas de crianza infantil también pueden contribuir a tomar decisiones en los casos de custodia de los hijos. El Cociente de Custodia, Gordony Peck (1989), el cual arroja calificaciones en 10 factores de paternidad, puede ser útil a este respecto.
Un sistema inclusivo para la evaluación de padres e hijos en casos de abuso o maltrato delos niños es el Sistema de Evaluación Uniforme para la Custodia de los Hijos (Psychological Assessment Resources). Una evaluación completa con este sistema supone completar diez formularios de datos generales y administrativos, nueve formularios para los padres y seis para el niño. En los formularios para los padres se incluyen una historia familiar-personal completa, dos entrevistas, una lista de verificación de las habilidades del padre, observaciones de las interacciones padre-hijo, una visita de observación al hogar y algunos otros formularios.
La evaluación de los niños en los casos de custodia puede implicar la aplicación de instrumentos psicométricos estandarizados como la subprueba Comprensión de la WPPSI-R oWISC-III, pruebas de relato de cuentos y las Escalas Perceptuales de Bricklin (Bricklin, 1984).El último instrumento se concentra en entender las percepciones que tiene el niño de sus padres en cuatro áreas: competencia, apoyo, consistencia de seguimiento y posesión de rasgos de personalidad admirables. Se acostumbra hablar con los niños y quizá emplear otras técnicas (juego con muñecos y dibujo de figuras concernientes a las situaciones de la vida familiar, pruebas de frases incompletas, etc.) para determinar si tienen alguna preferencia con respecto a los arreglos de residencia y visita futuros. Sin embargo, debe reconocerse que las preferencias e informes manifestados por preescolares de inteligencia promedio o inferior al promedio con frecuencia no son muy confiables, y están demasiado influidos por acontecimientos recientes a los que los niños dan mucho valor.
PROBLEMAS Y CONTROVERSIAS EN LA EVALUACIÓN DE LA PERSONALIDAD
Al igual que las medidas de las habilidades cognoscitivas, la medición de la personalidad ha recibido críticas de psicólogos y no psicólogos. Debido quizá a que sus aplicaciones son menos extensivas y menos cruciales, los instrumentos de evaluación de la personalidad no han sido tan criticados como las pruebas de habilidad por el público general. Sin embargo, las características de medición relativamente pobres de muchas pruebas de personalidad no han dejado de ser advertidas por los profesionales y el público. Entre los no psicólogos que han denunciado las pruebas de personalidad están ciertos escritores y padres que objetan cuestiones o aproximaciones particulares usadas en la evaluación de características personales, actitudes y conducta.
Quema de pruebas en Texas
Algunos de los comentarios negativos más extremos en relación a esos instrumentos se encuentran en libros de Whyte (1956) y Gross (1962, 1965) sobre las aplicaciones de las pruebas de personalidad en los negocios y la industria. Por supuesto, White y Gross no fueron los primeros en encontrar defectos en los instrumentos de evaluación de la personalidad. Un indicador de los sentimientos por parte del público lego fue la quema de ciertas escalas de actitudes y otros cuestionarios y pruebas por orden del Consejo Escolar de Houston en 1959. La hoguera fue consecuencia de la enérgica protesta de un grupo de padres de Houston que objetaron el hecho de que,como parte de una investigación, se pidiera a sus hijos que respondieran “cierto” o “falso” a reactivos como:
Me gusta sumergirme en la bañera.
Cuando una chica tiene problemas en una cita no debe culpar a nadie sino a sí misma.
Si no bebes con la pandilla, te hacen sentir como un cobarde.
En ocasiones cuento chistes sucios aunque sería mejor que no lo hiciera.
Papá siempre parece demasiado ocupado para jugar conmigo. (Nettler, 1959, p. 682)
El furor resultante ocasionó que el Consejo Escolar de Houston ordenara la quema de las hojas de respuestas de seis pruebas e inventarios que habían sido aplicadas a 5,000 alumnos de noveno grado.
Es comprensible cómo pudo desarrollarse una situación como ésta cuando nos damos cuenta de que el público general no siempre muestra simpatía por el interés científico en investigar la conducta humana. También se ha alegado que algunos reactivos de las pruebas de personalidad, en particular los que tratan sobre sexo, religión y moral, pueden ser ofensivos en lo personal y potencialmente destructivos del carácter de los niños.
Proyecto Camelot
Otro acontecimiento concerniente a las pruebas psicológicas y a la investigación en la ciencia social en general que produjo fuertes reacciones emocionales a mediados de la década de 1960fue el Proyecto CAMELOT. Este proyecto, financiado por el gobierno de Estados Unidos, fue diseñado para estudiar las causas de la contrarrevolución y la contra insurgencia en América La-tina. Tanto el público de América Latina como algunos congresistas estadounidenses reaccionaron más bien acaloradamente cuando se enteraron del proyecto, precipitando una investigación del Congreso sobre el uso de pruebas psicológicas en el gobierno, la industria y la educación. Un tema que se ventiló a profundidad durante la indagación fue la aplicación a solicitantes de empleo de reactivos en las pruebas de personalidad concernientes al sexo y la religión, tales como(1) Mi vida sexual es satisfactoria; (2) Creo en Dios, y (3) No me llevo muy bien con mis padres. Las audiencias del Congreso no llevaron a la descontinuación de esas pruebas, pero la preocupación política asociada con las audiencias impulsó a los psicólogos y a otros especialistas en evaluación a prestar más atención a la ética de la evaluación psicológica.
El polígrafo y las pruebas de integridad
El robo es un gran problema en los negocios y la industria estadounidenses, y es posible que cada año sean robados billones de dólares en materiales y productos. En consecuencia, los ejecutivos de las corporaciones están alertas a cualquier medio legal que les permita detectar la deshonestidad entre los empleados o solicitantes de empleo. Durante años, el polígrafo (detector de mentiras), que por lo general mide el ritmo cardiaco, la tasa de respiración, la presión sanguínea y cambios en la resistencia de la piel, fue utilizado por los negocios y las organizaciones industriales para identificar entre sus empleados a los ladrones y mentirosos. Sin embargo, en 1988 el Congreso estadounidense aprobó el Acta de Protección contra el Polígrafo para los Empleados que prohíbe la mayoría de los usos del polígrafo en las entrevistas previas al empleo en el gobierno y el sector privado. Posteriormente se introdujeron varias pruebas de lápiz y papel para tratar de determinar la honestidad o la integridad. Algunos estados también han contemplado la prohibición de esas pruebas, aunque una fuerza de tarea de la Asociación Psicológica Estadounidense concluyó que “las pruebas de honestidad, cuando se utilizan de manera apropiada y en conjunto con otros procedimientos de selección, han demostrado niveles útiles de validez como procedimientos de selección” (APA Task Force, 1991, p. 6).
La práctica de aplicar pruebas de integridad en los negocios y la industria sigue siendo controvertida, y existen muchos problemas sin resolver y preguntas sin responder en relación con el constructo de honestidad y la evaluación de la integridad. El asunto sigue siendo analizado a profundidad en la literatura profesional, la cual es de esperar aclarará los problemas y mejorará las cualidades psicométricas de los instrumentos y la sensibilidad social con la que se emplean(Camara y Schneider, 1994, 1995; Lillienfeld, Alliger y Mitchell, 1995; Ones y Viswesvaran, 1998; Ones, Viswesvaran y Schmidt, 1995; Rieke y Guastello, 1995).
Pruebas de personalidad para la selección de empleados
Con referencia al debate sobre la evaluación de la integridad, se presentó una situación concerniente a la aplicación de una prueba de personalidad de verdadero-falso en el caso de Sorokacontra la Corporación Dayton-Hudson (1991). La disputa estuvo relacionada con PsychScreen,un inventario de personalidad desarrollado a partir del MMPI y el CPI que la gerencia de las Tiendas Target había aplicado a los solicitantes del puesto de guardia de seguridad. Este inventario había sido usado antes para detectar solicitantes para puestos relacionados con el cumplimiento de la ley, el control de tráfico aéreo y las plantas de energía nuclear, en los cuales la seguridad es de suma importancia. La defensa legal del demandante argumentó que los siguientes tipos de reactivos eran discriminatorios con respecto a las preferencias religiosas y sexuales:
Creo en la segunda llegada de Cristo.
Creo que existen un demonio y un infierno después de la vida.
Me siento muy atraído hacia los miembros de mi propio sexo.
Nunca he tolerado ninguna práctica sexual fuera de lo común. (Hager, 1991, p. A-20)
Los abogados de la Corporación Dayton-Hudson argumentaron que dichas preguntas eran efectivas para identificar a personas emocionalmente inestables, de quienes no podía esperarse un desempeño efectivo en la posición de guardia de seguridad. Sin embargo, la corte de apelación concluyó que las preguntas sobre religión y sexo violan el derecho a la privacidad de la persona que busca empleo y, en consecuencia, falló en favor del demandante.
Al apelar esta resolución ante la Suprema Corte de California, la Asociación Psicológica Estadounidense señaló que reactivos como los del PsychScreen no deberían considerarse por separado sino de manera colectiva al evaluar su efectividad para detectar la inestabilidad emocional. Aún así, puede argumentarse que las preguntas que conciernen a las preferencias sexuales y religiosas, las cuales pueden contribuir ligeramente a la predicción del desempeño en el trabajo pero que casi con certeza no son directamente relevantes para el empleo, no tienen lugar en las pruebas de detección para el empleo.
La evaluación de la personalidad también es citada en la legislación federal que trata con las prácticas justas para el empleo. Por ejemplo, en el Acta de Estadounidenses con Discapacidades (ADA) de 1990 se cuestionó el papel de los inventarios de personalidad y las técnicas proyectivas en el proceso de selección de empleados. De acuerdo con las disposiciones de esta ley, cuando los resultados de las pruebas de empleo se presenten en términos de etiquetas de diagnóstico como “depresión” o “ansiedad”, se considera que las pruebas son procedimientos médicos. En consecuencia, de acuerdo con el ADA, las pruebas no pueden ser aplicadas hasta que se haya hecho una oferta condicional de empleo (U. S. Equal Employment Opportunity Commission,1994). Las pruebas de habilidades cognoscitivas y estados fisiológicos también pueden considerarse parte de un examen médico y, por ende, están sujetas a las mismas restricciones. Sin embargo, en este proceso hay unas cuantas reglas generales y las decisiones se toman caso por caso.
Validez de las pruebas de personalidad
Las preguntas de qué miden las pruebas de personalidad, de si vale la pena medir esas variables,y de cómo interpretar y aplicar mejor los resultados, han recibido un considerable escrutinio en las últimas décadas. Las cualidades psicométricas de los instrumentos de evaluación de la personalidad, y en particular de las técnicas proyectivas, a menudo dejan mucho que desear. Los inventarios con codificación de criterios pueden tener una validez mayor que otros instrumentos o procedimientos, pero sus coeficientes de validez a menudo disminuyen de manera marcada a lo largo del tiempo y con las situaciones.
Se necesita mejorar no sólo la confiabilidad y validez de las pruebas de personalidad, sino también sus bases teóricas y los criterios contra los cuales se validan. El modelo de enfermedad de los trastornos mentales y el sistema asociado de clasificación de diagnóstico (DSM-IV)(American Psychiatric Association, 1994), el cual ha influido en el desarrollo de muchos procedimientos de evaluación de la personalidad, en muchos aspectos son ambiguos y poco confiables. Otro asunto que causa preocupación es la mala interpretación de los resultados de las evaluaciones de la personalidad. Los errores de interpretación pueden ocurrir al no considerar la tasa base, o frecuencia del evento (criterio) a predecir. Las malas interpretaciones también resultan de lo que se conoce como “introspección clínica” o “intuición”, que a menudo es sólo una colección de estereotipos superficiales, trivialidades o generalizaciones excesivas.
A pesar de la impresionante variedad de técnicas utilizadas en la evaluación de la personalidad, muchas de ellas representan intentos relativamente imperfectos de medir comportamiento y cognición. Por esta razón, deberían considerarse sobre todo como instrumentos o procedimientos de investigación más que como herramientas psicométricas acabadas. Para ser justos, los inventarios de personalidad y las técnicas proyectivas en ocasiones han contribuido a tomar decisiones acertadas de selección. Un ejemplo de ello es el uso del MMPI en el exitoso programa de selección de los Cuerpos de Paz (Hobbs, 1963; Wiggins, 1973). Combinar medidas de habilidades cognoscitivas con medidas de temperamento y motivación puede también incrementar la capacidad de predicción de los criterios de desempeño en el trabajo. Por ejemplo,Gottfredson (1994) sugirió que la selección para el empleo podía mejorarse identificando los elementos menos cognoscitivos del desempeño en el empleo y aplicando medidas de esos elementos (por ejemplo, ciertos rasgos de personalidad) junto con las pruebas de aptitud. Ella sostuvo que dichos predictores no cognoscitivos pueden reducir el impacto adverso de utilizar predictores cognoscitivos solos y, al mismo tiempo, aumentar la validez de esos predictores. Sin embargo, Gottfredson admitió que la contribución hecha por las variables afectivas, por encima de la aportada mediante una batería de pruebas cognoscitivas, en la predicción del desempeño ocupacional probablemente sea bastante pequeña en la mayoría de los casos.
El problema de la validez de las pruebas de personalidad no puede ser resuelto sin una mejor investigación y desarrollo, pero dichos esfuerzos deberían ser emprendidos con una actitud socialmente responsable y con respeto a los derechos de los individuos (vea Messick, 1995). Los usuarios de las pruebas deben poseer también una sólida comprensión de la estadística y otras cuestiones técnicas concernientes a diseño, confiabilidad, validez y normas de la prueba. Incluso así, es importante que quienes aplican exámenes psicológicos lleven registros de sus aciertos y errores y de otros indicadores de éxito y fracaso que se derivan del uso de los resultados de prueba. A la larga, este tipo de información sirve como una verificación de la validez de las pruebas para lograr sus propósitos declarados.
Sesgo étnico y de género
Un asunto relacionado con los problemas éticos y la cuestión de la validez de la prueba es la pregunta de si las pruebas de personalidad están sesgadas en particular en contra de una raza, un género u otros grupos demográficos. Por ejemplo, Gynther (1981) encontró que los perfiles de lMMPI de los negros mostraban mayor grado de psicopatía que los de los blancos. Algunos años más tarde, Dahlstrom y Gynther (1986) concluyeron que esas diferencias eran válidas y no consecuencia de un sesgo en el MMPI contra el grupo étnico. No obstante, en la revisión del MMPI se hizo un esfuerzo por eliminar los sesgos de grupo étnico y de género. Las comparaciones subsecuentes de las calificaciones en el MMPI-2 de hombres afroamericanos y angloamericanos encontraron una serie de diferencias significativas entre los dos grupos (Ben-Porath, Shondrick y Stafford, 1995; Frueh, Smith y Libet, 1996).
Si bien en los años recientes ha sido relativamente poca la investigación sistemática sobre las calificaciones obtenidas en las pruebas de personalidad por diferentes grupos étnicos, de clase social o de nacionalidad, la investigación sobre el sesgo de género ha florecido. Una respuesta tradicional a las diferencias de género en las calificaciones de las pruebas ha sido proporcionar normas separadas para hombres y mujeres, pero también se han hecho esfuerzos por elaborar reactivos de prueba que no estén sesgados hacia ningún sexo. Dichos esfuerzos son rutinarios en la elaboración de pruebas de habilidad que se revisan de manera periódica, como el SAT y elGRE. En lo que respecta a los instrumentos afectivos, el desarrollo del MMPI-2 y de la edición de 1994 del Inventario de Intereses de Strong, en particular, supuso esfuerzos cuidadosos por eliminar el sesgo de género.
Predicción clínica y estadística
El enfoque estadístico (o actuarial) para la obtención de datos y la predicción de la conducta consiste en aplicar una fórmula estadística, un conjunto de reglas o una tabla actuarial a los datos provenientes de la evaluación. Esto puede ser realizado por una persona o, lo que se ha vuelto una práctica común en los años recientes, por una computadora que siga un programa interpretativo. En contraste, el enfoque clínico, o impresionista, supone formular juicios intuitivos o conclusiones basadas en impresiones subjetivas combinadas con una teoría de la personalidad. Las interpretaciones impresionistas no sólo se elaboran sobre la base de entrevistas, datos biográficos y otra información clínica; también pueden usarse calificaciones de personalidad, calificaciones de las pruebas y otros datos basados en la estadística.
Una primera revisión de investigación que compara los enfoques clínico y estadístico hacia la predicción concluyó que en 19 de 20 estudios examinados, el enfoque estadístico era superior o de igual efectividad que el enfoque clínico (Meehl, 1954). Once años más tarde, después de resumir los datos de 50 estudios en los cuales se compararon los dos enfoques, Meehl (1965) concluyó que el enfoque estadístico era más eficiente en dos terceras partes de los estudios e igual de eficiente que el enfoque clínico en la tercera parte restante. Una revisión subsecuente de Sines (1970) coincidió con la conclusión de Meehl: en todos salvo uno de los 50 estudios revisados por Sines se encontró que el enfoque actuarial (estadístico) era superior al clínico en la predicción de varios tipos de conducta.
Aunque los estudios resumidos por Meehl y Sines dieron un apoyo impresionante a la conclusión de que los diagnósticos de personalidad y las predicciones de conducta tienen mayor precisión cuando se emplea un enfoque estadístico que cuando se usa uno clínico, Lindzey (1965) demostró que un clínico experto puede, en ocasiones, formular diagnósticos de gran precisión. Usando sólo la información obtenida de la aplicación del Test de Apercepción Temática,un psicólogo clínico demostró una exactitud de 95% para detectar la homosexualidad. El enfoque estadístico de emplear sólo ciertas calificaciones objetivas obtenidas de los protocolos del TAT fue significativamente menos preciso.
Otros estudios también han encontrado que, en ciertas circunstancias, profesionales entrenados que emplean datos de una variedad de fuentes (historia de caso, entrevista, batería de pruebas, etc.) hacen mejores predicciones que las fórmulas actuariales (por ejemplo, Goldberg,1970; Holt, 1970; Wiggins y Kohen, 1971). El debate sobre la efectividad relativa de los enfoques clínico y estadístico hacia la evaluación de la personalidad ha disminuido, pero la investigación sobre el tema continúa. Por ejemplo, Gardner, Lidz, Mulvey y Shaw (1996) compararon la exactitud de un procedimiento actuarial con la de uno clínico en la predicción de la conducta violenta de personas con enfermedad mental. Los pacientes fueron seguidos durante seis meses desde su liberación en la comunidad después de haber sido vistos en una sala de emergencias psiquiátrica. Como en la gran mayoría de las comparaciones anteriores de los enfoques clínico y actuarial (estadístico) hacia la predicción, el enfoque estadístico demostró ser superior al clínico en una serie de criterios. Las tasas de errores por falso positivo y falso negativo fueron menores en el enfoque actuarial. Las predicciones actuariales basadas sólo en la historia de violencia de los pacientes fueron más exactas que las predicciones clínicas, y las predicciones actuariales que no usaron información sobre las historias de los pacientes también fueron más precisas que las clínicas.
Rasgos y situaciones
El énfasis en las situaciones, en oposición a los rasgos, como determinantes de la conducta se remonta a los estudios de Hartshorne y May (1928) sobre el carácter de los niños. Cuatro décadas más tarde, Walter Mischel (1968) elaboró un resumen con evidencia suficiente para apoyar la conclusión de que, aunque los correlatos conductuales de las habilidades cognoscitivas son bastante consistentes entre diferentes situaciones, la conducta personal-social depende en gran medida de la situación específica. Mischel concluyó que las inferencias relativas a la dinámica o los rasgos de personalidad son menos útiles que el conocimiento de la situación en sí misma para predecir la conducta. Argumentó que las evaluaciones de rasgos generalizados de personalidad no son de particular utilidad porque dichos rasgos con frecuencia no se generalizan entre situaciones. En lugar de analizar la personalidad en un complejo de rasgos o factores, Mischel (1986)propuso un enfoque del aprendizaje social. Este enfoque enfatiza que la gente aprende a dar res-puestas diferentes en situaciones distintas, y que la precisión con la que puede predecirse la conducta de una persona en un contexto situacional específico debe tener en consideración la historia de aprendizaje de esa persona en situaciones similares.
Es cierto que las normas sociales, los roles y otras condiciones relacionadas con el grupo ejercen poderosos efectos en la gente y pueden anular al temperamento o estilo personal como determinantes de los pensamientos y acciones del individuo. Cuando una situación social permanece totalmente constante, las personas tienden a suprimir sus idiosincracias y a adaptar su conducta y sus pensamientos a las expectativas sociales, recompensas y castigos proporcionados en esta situación. La investigación en psicología social y algunos programas de televisión han demostrado ampliamente que todos los tipos de personas siguen el dicho “a donde fueres haz lo que vieres”. Sin embargo, la aceptación de este lugar común no significa que la personalidad individual no juegue algún papel en la determinación de la conducta.
No toda la evidencia referente a la controversia rasgo-situación favorece al situacionismo. Algunos investigadores (por ejemplo, Bem y Allen, 1974; Block, 1977; Chaplin y Goldberg,1984; Underwood y Moore, 1981) han encontrado que la consistencia de los rasgos a través delas situaciones es en sí misma una diferencia individual variable. Independientemente de las circunstancias externas, algunas personas son más consistentes que otras en su comportamiento, y por lo general son conscientes de la consistencia de su comportamiento. En una investigación de Bem y Allen (1974), las personas que creían ser muy consistentes en la amistad y en la rectitud tendían a serlo; quienes se identificaban como menos consistentes tendían a ser de esa manera.
La investigación también ha demostrado que algunos comportamientos son más consistentes que otros. Ciertas conductas son estrechamente específicas a la situación, mientras que otras que no requieren de estímulos provocadores específicos ocurren en una amplia gama de situaciones y, por ende, reflejan mejor las variables amplias de personalidad (Funder y Colvin, 1991).
Al revisar la posición de Mischel y la evidencia subsecuente, una conclusión razonable es que existe poco apoyo para un punto de vista situacionista estricto concerniente a la personalidad. Más bien, es mejor enfatizar que la conducta es un producto conjunto de las características de personalidad y la situación particular en la cual ocurre. En ciertas situaciones (fuertes), los propios rasgos de las situaciones son más importantes en la determinación de cómo se comporta la gente; en otras situaciones (débiles), las características de personalidad tienen más influencia. Las personas con ciertos rasgos de personalidad también tienden a buscar situaciones que tienen ciertas características. La gente no sólo es afectada por las situaciones específicas, sino que en cierta medida elige las situaciones que la afectarán.
Enfoques idiográfico y nomotético
Al igual que los debates sobre la precisión relativa de los enfoques clínico y estadístico a la recopilación y análisis de los datos de evaluación de la personalidad, y sobre la relativa importancia de los rasgos y las situaciones en la determinación de la conducta, la controversia entre las posiciones idiográfica y nomotética se ha acallado con el paso del tiempo. Tal como lo planteó Allport (1937), el enfoque idiográfico sostiene que cada persona es un sistema legal e integrado que debe estudiarse como un individuo por derecho propio. En el enfoque nomotético, que se basa firmemente en normas de grupo o promedios, se buscan y administran leyes generales de la personalidad y la conducta que puedan aplicarse a todas las personas. En lugar de tratar de interpretar en relación con las normas las calificaciones obtenidas por una persona en un conjunto de pruebas, inventarios, escalas de calificación e instrumentos estandarizados similares, los psicólogos que tienen una convicción idiográfica estudian las consistencias y variaciones en la persona,tal como se advierte en observaciones, entrevistas y registros personales (diarios, biografías y escritos similares).
RESUMEN
Las características temperamentales, emocionales y de estilo referidas como variables de personalidad no son tan estables ni se miden con tanta precisión como las variables cognoscitivas. Los intentos por evaluar esas características se remontan a la antigüedad, pero no fue sino hasta finales del siglo XIX y principios del XXque se puso en marcha una aproximación científica genuina a la evaluación de la personalidad.
Aunque algunos instrumentos de evaluación han sido diseñados sobre una base puramente empírica, muchos han sido elaborados en el contexto de una teoría de la personalidad. A este respecto, las teorías psicoanalítica, de rasgo-factor y fenomenológica han ejercido particular influencia. Más recientemente, la teoría del aprendizaje social también ha estimulado el desarrollo de una serie de instrumentos y procedimientos para evaluar conductas características.
Los psicólogos clínicos aplican pruebas y otros instrumentos psicométricos para detección, psicodiagnóstico, planeación de tratamientos e investigación en las clínicas de salud mental y en otros escenarios. De particular importancia son los exámenes del estado mental, los cuales evalúan el estado intelectual, perceptual-motriz y emocional de los pacientes por medio de entrevistas a profundidad, cuestionarios, escalas de calificación y procedimientos psicométricos relacionados. Después de completar un examen psicodiagnóstico de una persona, se realiza una conferencia de caso clínico para explicar los resultados a los miembros de la familia y a otras personas que tienen el derecho de conocerlos.
Los psicólogos de la salud y los psicólogos legales son entrenados para realizar una variedad de tareas en contextos médicos o de cumplimiento de la ley. Los psicólogos de la salud analizan el papel de los factores psicológicos en la enfermedad física y ayudan a planear y a poner en práctica tratamientos prescritos para tales condiciones. Entre las muchas actividades de los psicólogos legales o forenses está la evaluación psicológica tanto de los transgresores como delas otras partes involucradas en casos judiciales relacionados con cuestiones de competencia para enfrentar un juicio, responsabilidad por actos delictivos y la custodia de menores.
La validez de los instrumentos de evaluación de la personalidad y la forma en que ésta va-ría con la cultura, el grupo étnico y el género, son y seguirán siendo un asunto de interés. Se han realizado esfuerzos por eliminar, o al menos controlar, los sesgos de género en los inventarios de intereses y en otras medidas afectivas reescribiendo los reactivos con el propósito de volverlos relevantes y justos para hombres y mujeres, y proporcionando normas separadas y combinadas para ambos sexos. Sin embargo, la elaboración de instrumentos justos para el género y la razan o reduce la necesidad de medir y estudiar las diferencias individuales y de grupo en las características de personalidad.
Las pruebas de personalidad y otras medidas afectivas, en especial cuando se aplican en situaciones educativas y de empleo, han sido criticadas por representar invasiones a la privacidad, por ser irrelevantes o hacer malas predicciones de la conducta, e incluso por sugerir actos inmorales. Los psicólogos reconocen las limitaciones de esos tipos de instrumentos y, por regla general, las críticas han tenido el efecto saludable de incrementar el interés en el diseño de nuevos instrumentos de evaluación afectiva.
En los años recientes ha disminuido también el debate sobre otros temas concernientes ala evaluación de la personalidad, como la efectividad relativa de la predicción clínica y estadística, la importancia relativa de los rasgos físicos y las situaciones como determinantes de la conducta, y el valor relativo de examinar la unicidad del individuo (enfoque idiográfico) en oposición a la búsqueda de leyes generales de la conducta que se apliquen a toda la gente (enfoque nomotético).
PREGUNTAS Y ACTIVIDADES
1. Describa los conceptos principales de las siguientes teorías: de los rasgos, psicoanalítica, fenomenológica (del yo) y del aprendizaje social. ¿Qué teorías han contribuido más significativamente a la evaluación de la personalidad? ¿Cuál teoría resulta más atractiva para usted en términos de su poder explicativo y de congruencia con su propia teoría de la personalidad humana?
2. Defienda la fisionomía y la grafología como áreas legítimas de investigación y aplicación en la evaluación de la personalidad. ¿Por qué son más respetables que la frenología y la astrología?
3. Muestre a varios de sus amigos la descripción de la personalidad que se presenta en la página 323.¿Cuántos están de acuerdo en que es una descripción bastante precisa de su personalidad? ¿A qué atribuye esos resultados?
4. Consulte en la sección amarilla del directorio telefónico de varias ciudades grandes, que puede encontrar en la mayoría de las bibliotecas públicas, los anuncios acerca de servicios psicológicos. Busque en varios apartados, incluyendo psicólogos, psiquiatras, psicoterapeutas, médicos, consejeros,terapeutas, consejeros matrimoniales, educación, clínicas o cualquier otro concepto que a usted se le ocurra pueda ser relevante. ¿Qué información se da para ayudar a la gente que busca dichos ser-vicios? Además del directorio telefónico, la Sociedad Médica del Condado o región, el Centro de Salud Mental y otras organizaciones locales deben poder brindarle un listado de quienes proporcionan servicios psicológicos.
5. Distinga entre los conceptos legales de competencia y demencia. ¿Qué instrumentos o técnicas psicológicas de evaluación pueden contribuir a tomar decisiones concernientes a la competencia o la demencia?
6. Describa varios papeles que desempeñan los psicólogos en los escenarios de cumplimiento de la ley.¿Cuáles de esos papeles son más válidos y socialmente útiles?
7. Muchos artículos y programas en los medios de comunicación han tratado con el problema del abuso infantil y los procedimientos para detectar y confirmar si éste ha ocurrido en casos específicos.Realice una búsqueda en la biblioteca y en fuentes de Internet sobre los materiales y procedimientos usados por los psicólogos para determinar si se ha abusado de un niño. ¿Qué tan válidas son esas técnicas y cuáles son sus peligros y otros defectos?
8. ¿Qué es predicción clínica y cómo difiere de la predicción estadística? ¿Cuál es más efectiva y por qué?
9. Escriba reactivos del tipo falso-verdadero para una prueba de personalidad que estén sesgados hacia los hombres, las mujeres, los negros, los blancos, los asiáticos y las personas con mayor educación.